lunes, 17 de julio de 2017

Tiempo de cosecha

¿Cómo ha ido todo? En un día como hoy, quiero saludaros a tod@s, empezando por desear que este mes en que nos encontramos nos traiga alegría, que estéis disfrutando de la vida, bailando mucho en las fiestas de los pueblos y ciudades, que son al fin y al cabo una forma estupenda de celebrar precisamente la cosecha del fruto y del esfuerzo de todo un ciclo...







Los que me vais conociendo no ignoráis que en mi forma de escribir hago muchos guiños al campo, a la naturaleza y a lo que esta nos enseña. No puedo evitar pensar en que los desajustes climáticos de las últimas semanas (la falta de lluvia a tiempo, el calor sofocante antes de lo esperado, las inundaciones, pedriscos, etc...) han mermado muchas de las cosechas de los diferentes frutos que se cultivan en nuestro país, algo que no te es ajeno aunque puedas vivir en una ciudad, ya que como muchos sabéis la agricultura y la ganadería, a la que también podríamos añadir la pesca, son el origen de las primeras civilizaciones y la base de la civilización humana tal y como la conocemos. Me pregunto como puede sentirse alguien que lleva esforzándose durante un tiempo considerable cuando ve que, tras el empeño puesto en estos últimos meses quizás, llegado el momento de hacer balance, se enfrenta con cierto temor a valorar si la ganancia ha superado a la pérdida, o si las pérdidas sobrepasan a lo bueno conseguido. A todo el que quiera ver la realidad le toca recopilar un poco lo vivido hasta ahora, pues, ¿ no te pasa a veces que quieres saber dónde estás y a dónde quieres llegar...? ¿No...? Déjame expresarlo con otras palabras... ¿Cómo te ha ido hasta ahora? ¿Has recogido el fruto que esperabas? ¿Por qué una parte importante de la gente que está trabajando o estudiando, tal vez tú entre ellos, desea casi con angustia que lleguen sus vacaciones? ¿Y por qué cuando están a punto de agotarse desfilas junto al precipicio de una amenazante depresión? Sí no es tu caso, mi enhorabuena. Pero sí lo es,  seguro que después de lo vivido, por duro que haya podido ser, al menos no te habrás quedado sin nada que cosechar...




Suele decirse que  de todo se aprende y que lo que no te mata te hace más fuerte, que puedes elegir siempre ver el lado bueno de las cosas, vamos, eso de pensar en positivo... Y en cierto modo es lo más práctico, no solo lo más bonito, pero teniendo en cuenta que aprender de los errores, reconociéndolos previamente, forma parte de este sacar partido a la situación y de este ver con los ojos abiertos lo que le ha ocurrido a tu inversión de esfuerzo, tiempo, dinero, etc...

Yo no soy experto en marketing, para eso están otra clase de blogs. Sí que es de cajón, para cualquier persona que quiera emprender un proyecto del tipo que sea tener presente qué quieres hacer, si lo que te planteas responde a la cobertura de una necesidad de real y relevante, el sentido de lo que haces y cuáles son tus fortalezas y debilidades, tus  factores de protección y tus factores  de riesgo, los internos (que dependen más de ti) y los externos (oportunidades y amenazas). Una vez hecho esto, podrás ponerte una serie de objetivos encaminados a fortalecer lo bueno y a enfrentar lo negativo, paso a paso, de forma que puedas ir alcanzándolo y finalmente puedas medirlo cuando llegue el tiempo que te hayas marcado para evaluar precisamente lo que has cosechado como fruto de esa iniciativa que has planificado de forma más o menos organizada con la intención de aportar soluciones o mejoras a problemas o situaciones que hayas podido detectar.

Si tienes el conocimiento que necesitas, hoy en día estamos aparentemente en una era de información a raudales, afina la vista, detecta los obstáculos, valora los logros y si de verdad estimas lo que haces más como ganancia que como pérdida, ¡adelante! Aunque esta tarea no es siempre fácil; cómo saber qué es lo que vale realmente, qué es verdadera riqueza y qué es miseria. Cada uno tiene su escala de valores, muy respetable. Sí que tengo la impresión, de que sea cual sea tu objetivo, seguro que lo alcanzarás mejor si llevas una vida satisfactoria, en la que lo que haces con tu tiempo sea el mejor de los beneficios que puedas llevarte, esos beneficios que dejan un poso en tu alma y que no te abandonan ni se agotan por bien o mal que vayan las cosas, al fin y al cabo una vida que merezca la pena vivir en aras de un mundo en el que merezca la pena habitar.

Para recoger primero hay que sembrar, el que algo quiere algo le cuesta. Deseo que hayas sembrado buena semilla en buen terreno y que de cada semilla que siembres multipliques en cantidad el fruto, que por mucho o poco que sea este, constituya la esperanza de siembras futuras pues toda experiencia se podrá llevar algo de ti, pero también te dejará algún fruto en forma de aprendizaje. Y si a veces sientes que tú eres la semilla enterrada entre el estiércol, no tengas miedo a abrazarte a la vida, a aceptar y a encontrar la paz. Recuerda que la semilla enterrada es la que finalmente puede conquistar el suelo que la cubre, echando raíces,  sujetando ese suelo y emergiendo a una nueva vida tras romper la cáscara que la envuelve y convirtiendo su sacrificio en tallo, hojas, flores, fruto y nuevas semillas para los nuevos tiempos que están por venir. Ojalá que después de retirar la hierba seca, vayas al grano y te encuentres con la esencia de la vida, con la inocencia que duerme bajo capas de miedos y agobios, con quién tú eres y con lo más importante, tu capacidad de emocionarte de nuevo, tu sensibilidad, el poder escuchar una canción como lo hacen las personas que sienten la novedad de todo libremente y sin embotamientos ni prejuicios, como cuando eras un niño...






Siempre hay un tiempo para todo; tiempo para sembrar y tiempo para recoger, tiempo para caer y tiempo para resurgir, tiempo para trabajar y tiempo para descansar, tiempo para llorar y... ¡tiempo para reír y festejar! ¡Felices vacaciones y a cantar amig@! ¡Nunca dejes de cantarle a la vida!

Un abrazo,




 Evaristo ÐGabriel