sábado, 14 de marzo de 2020

Crónicas de Pandemia I - Viento de cambio




🍃🌧☔🌈🌞

Cuando pasamos por momentos de dificultad, tendemos a mirar hacia atrás y nos puede dar por hacer balance y etiquetar si estos últimos días son lo peor por lo que hemos pasado o si han supuesto un tiempo para recordar o para olvidar. Para bien o para mal, tengo la impresión de que los últimos acontecimientos dejarán una huella en nuestra memoria y que cada cual sacará sus conclusiones y tal vez alguna lección por aprender o alguna intención que recordar y por la que luchar.  Hablando de momentos y de  fechas, hace relativamente poco se cumplieron 30 años de la caída del muro de Berlín y una canción inspirada en los deseos de paz y reunificación  entre las dos partes de la Alemania y de la Europa Occidental y Oriental  (divididas por las consecuencias de la II Guerra Mundial y de la posterior  "Guerra fría") fue este gran éxito de Scorpions, que traducido al español sería "Viento de cambio" y que me apetece rememorar  en esta situación de crisis mundial  en que nos hallamos, que tal vez sea un punto de inflexión para plantearnos unas cuantas preguntas. Seguro que disfrutas de su inconfundible silbido, melodía y mensaje:



Esta canción surge con el ánimo de derrumbar muros y traer cambios. Aparte de los muros que hoy se levantan en muchas regiones del mundo (Méjico-Estados Unidos, Palestina-Israel, las ciudades españolas de Ceuta y Melillla-Marruecos...) dentro de nosotros también pueden darse una serie de obstáculos al cambio, miedo a darle un nuevo giro a nuestra ruta en la vida,  quizá porque tenemos la impresión  de que la responsabilidad que eso supondría sería demasiado pesada, porque a veces llegamos a la conclusión que es prácticamente imposible transformar lo que nuestras circunstancias han dado forma, porque pensamos que el pasado tiene un peso tan determinante que supone una barrera insalvable, diametralmente opuesta, adversa y contraria a nuestros deseos de avanzar.



Los muros que vamos construyendo, quizá para protegernos o defendernos, pueden a veces volverse en nuestra contra, tanto los físicos como los que están dentro de nosotros. En relación al bloqueo que supone una barrera, aparte de las bromas y vídeos con más o menos gracia que llenan la memoria de tu teléfono móvil y que te hacen plantearte a veces la posibilidad de poner también al what's app en cuarentena... esta última semana se han compartido contenidos muy interesantes, como la reflexión que nos hace ponernos en la piel de aquellos que huyen del hambre y de la guerra, como a nosotros nos gustaría hacerlo ahora de las zonas de contagio de este virus que aún no tiene vacuna y que nos está poniendo a prueba en cuanto a civismo, responsabilidad, solidaridad y saber estar.  ¿¿A que si tuvieras la certeza de que viajando a zonas más cálidas escaparías del peligro del virus, se te pasaría por la cabeza huir hacia el sur, a África, por ejemplo...??  Entre los mensajes compartidos en redes sociales también me ha llegado otra estupenda reflexión, la que constituyen las palabras escritas hace unos 70 años por el escritor británico C.S. Lewis y que dejo a tu alcance para que compares esta pandemia mundial con el surgimiento de la era atómica:


"En cierto sentido nos preocupamos demasiado por la bomba atómica. ¿Cómo vamos a vivir en la era nuclear? Siento la tentación de responder : Pues como habrías hecho en el siglo XVI cuando la peste visitaba Londres casi cada año, o como habrías vivido en la época de los vikingos cuando saqueadores escandinavos te podían degollar cualquier noche; o de hecho, tal y como haces ahora en la era del cáncer, de la sífilis, de los ataques aéreos o de los accidentes ferroviarios o de tráfico. 

En otras palabras, para empezar, no exageremos la novedad de nuestra situación. Créanme, estimadas damas y caballeros, ustedes y todos aquellos a quienes aman ya fueron sentenciados a muerte antes de la invención de la bomba atómica: y un porcentaje significativamente alto de nosotros moriremos de un modo poco agradable. Es verdad que tenemos una gran ventaja respecto a nuestros ancestros, la anestesia, pero seguimos sujetos a lo anterior. Es completamente ridículo lamentarse y dibujar caras largas porque los científicos hayan añadido una más a las posibilidades para una muerte dolorosa y prematura en un mundo que ya nos ofrecía suficientes problemas similares y en el que la muerte misma no es una posibilidad, sino una certeza.

Este es el primer punto a tener en cuenta: y la primera resolución que debemos tomar es mantenernos unidos. Si todos vamos a ser arrasados por una bomba atómica, que sea realizando acciones humanas dignas de nuestra condición: rezar, trabajar, leer, escuchar música, bañar a los niños, jugar al tenis, conversar con amigos en torno a una pinta y un juego de dardos, y no arrinconados como ovejas asustadas y hablando de bombas. Puede que ataquen nuestros cuerpos (un microbio puede hacerlo) pero no dejemos que dominen nuestras almas."

-On Living in an Atomic Age (1948)






Aceptando que la muerte es parte de la vida, aún así aprovecho para dar las gracias a todos los que respetan la distancia de seguridad, a los que se limpian con pañuelos desechables y no se tocan la nariz... (al menos sin dejar de limpiarse las manos inmediatamente después)  gracias a los que hacen esto también en las filas de los mercados donde cogen lo imprescindible y dejan , por ejemplo, papel higiénico para los demás, a los que se van a casa pronto y no se quedan  en el parque, en la terraza del bar o haciendo corrillos... etc... No es que me quiera meter en la vida de nadie y lo voy a intentar decir sin acritud y con cariño, pero la gente que se cree que está de vacaciones, esas personas jóvenes y no tan jóvenes que se permiten salir de juerga e incluso compartir cigarrillo o litrona de boca a boca, solo les puedo decir que si estuvieran en mi pueblo ya les habrían dicho con mucha razón: Ricos míos... ¡¡CADA MOCHUELO A SU OLIVO!! Y por favor, que corra el aire...





¿Y qué decir de lo que no es solamente individual? ¿No es una pena que este virus haya llegado tan lejos y nos haya pillado con una sanidad que hoy día cuenta con unos recursos personales, técnicos, materiales y económicos más que "justitos"? ¿Alguien piensa que hemos mejorado en materia sanitaria y hospitalaria en estos diez últimos años? La persona está, "teóricamente" por delante del dinero, de los negocios, de la robótica, etc... Aunque que, claro está,  habiendo máquinas para casi todo, parece que las personas de hoy somos como los asnos del pasado, sustituidos por tractores y ahora en peligro de extinción. Y hablando de máquinas y personas, una pena que se puedan producir colapsos o momentos de decisiones difíciles en los hospitales por falta de respiradores suficientes y/o en buen estado y por falta de suficiente personal médico... Y esto no es de ahora... Pero si los médicos que no dan abasto están además en peligro de contagio, ¿quién se va a ocupar de los infartos, accidentes de tráfico, operaciones urgentes, cánceres, etc...?



Hay quien dice que macrocosmos es igual a microcosmos... Quizá una cambio en nuestro mundo interior,  dentro de todos y cada uno de nosotros, acabe provocando una reacción palpable en el mundo exterior que nos rodea, en el que viven nuestros mayores que tanto han peleado por nosotros y en el que vivirán nuestros pequeños. Aunque las dificultades y peligros amenazan con inundarnos de desánimo y de inquietud, sigue habiendo quien tiene ganas de salir adelante, ganas de luchar por un mundo en el que el ser humano sea realmente lo primero y en el que haya buenos investigadores, buenos médicos y mejores gobernantes que sepan dar el apoyo necesario a los profesionales de un ámbito como el de la sanidad, que nunca debería haberse recortado... El miedo es comprensible, pero vale la pena luchar por todas las personas a las que queremos para que este mundo sea  definitivamente más humano. ¿Te vas a rendir? Bajo ningún concepto es lícito desertar de proteger a aquellos a los que amamos; por lo que a ti respecta, ¿qué piensas hacer...?



Espero que seas consciente de todo lo que puedes hacer para cuidarte y cuidar de los demás: ya sabes, higiene, sobre todo en manos y cara y por tanto prescindir de maquillaje o accesorios como pendientes, anillos o cadenas, desinfectar superficies (eso incluye los teléfonos que tanto tocamos...), evitar aglomeraciones, respetar distancias, reforzar las defensas de tu organismo... y todo lo que sea de sentido común. Ante situaciones complicadas, si unimos esfuerzos, cada uno con su granito de arena puede hacer una montaña. De nosotros depende en parte que esta crisis se maneje y se solucione antes. Si elegimos hacer las cosas  bien, seguro que viviremos mejor.


Cambiar no es fácil y la inercia del hábito y las falsas creencias no facilitan los cambios que podrían suponer una liberación, no exenta de obstáculos y algunos peligros. La memoria y el hábito juegan un papel importante, pero la reflexión puede ayudar a abrir los ojos. Te recomiendo uno de los cuentos que Jorge Bucay ofrece en su libro "Déjame que te cuente", que habla sobre un elefante que no intenta escapar de sus ataduras en un circo, ante el asombro de un niño que pregunta por qué un ser tan fuerte no se libera de la cuerda que amarra su pata a una estaca de madera, a lo que le responden que ha aprendido que no es posible hacerlo desde que era pequeño, cuando le domesticaron a base de ponerle un peso mayor del que podía desafiar entonces y que ya ni se plantea intentar desatarse porque cree que la conclusión a la que llegó siendo pequeño sigue siendo real en la actualidad...  Pero cuando se cae la venda de los ojos, ya no se pueden ver las cosas de la misma manera...



Aún así, y sintiendo mucho mucho que estemos pasando por estos tiempos inciertos, espero que seamos capaces de ver las cosas buenas que todavía tenemos en nuestras vidas, que algún día cantaremos y celebraremos poder disfrutar de la libertad de movimiento y de reunión con nuestros seres queridos a los que echamos de menos ahora. También podemos estar agradecidos por los profesionales de tantos ámbitos que se mantienen heroicamente al pié del cañón, que no nos abandonan, que usan su conocimiento y experiencia para aliviar con su dedicación y trabajo nuestro miedo y enfermedad y que nos dan lecciones de vida que nos enseñan a cuidarnos, y a levantarnos y a sentirnos un poco más acompañados y seguros.

👏👏👏

Gracias a los médicos, enfermeros, auxiliares, dependientes de las tiendas de productos de alimentación, farmacia y otros bienes de primera necesidad, a los limpiadores, a los cuerpos y fuerzas de seguridad, a los carteros, a los  centros de acogida y servicios sociales que no pueden cerrar porque se encargan de personas que ya no tienen más lugar a dónde ir... Y también gracias a los músicos que, a pesar del desánimo por la cancelación de sus conciertos y que tienen que ensayar en solitario... comparten su música para inspirar con mensajes como el de esta canción que te dedico para que recobremos el ánimo, con la esperanza de que salgamos de esta situación unidos con todo el apoyo de los que hacen posible que siga habiendo una luz al final del túnel en estos tiempos críticos. Los teatros y las salas están cerrados pero la música nos puede acompañar y unir nuestros corazones hasta que podamos darnos un abrazo otra vez. Deseando que este día llegue pronto, un saludo en la distancia con todo mi cariño a través de este himno interpretado por Miguel Ríos.





Aunque a veces no te salga la voz, esto pasará también... cambia la actitud si es preciso, mantén la esperanza y ¡nunca dejes de cantarle a la vida!


Evaristo ÐGabriel