martes, 23 de abril de 2019

La confianza

Recuerdo que cuando era pequeño alguien sin ninguna mala intención intentó explicarme que las manchas que se podían ver en aquella inmensa luna llena enmarcada por las brillantes estrellas de un despejado cielo de verano en el pueblo eran fruto de la acumulación de basura en ese satélite donde al parecer en 1969 el hombre puso sus pies por primera y ,de momento, por última vez.  Quizá para no complicar (ni complicarnos 😅) mucho la vida ni cansar demasiado a los niños, a veces no damos las explicaciones que trataríamos de dar a un adulto cuando este se pregunta el porqué de lo que sucede. Es comprensible que en muchas ocasiones a los bebés se les dé puré por no estar preparados para digerir alimentos de estructura más consistente así como se protege en la infancia a aquellos que por su natural falta de desarrollo o madurez aún no tienen la habilidad necesaria para asimilar ciertas informaciones.

 El caso es que a veces la inocencia y la confianza resultan lastimadas cuando no se trata simplemente de explicaciones científicas sobre los astros sino de verdades que pueden afectar seriamente a la evolución y crecimiento de una persona o de una civilización aquí en la Tierra. Esto ocurre en el ámbito personal e incluso en el social. El desánimo que se provoca ante un desengaño es una prueba a superar para recuperar la confianza en el ser humano y la confianza en uno mismo cuando por una u otra razón se haya podido producir un determinado grado de decepción, fraude, manipulación, maltrato psicológico o lavado de cerebro que pone en jaque la percepción de lo que es real y de lo que no. Estoy seguro de que tú eres toda una obra de ARTE, al fin y al cabo una vida con un camino que recorrer y un sentido que descubrir, una canción que seguir cantando con sentimiento sincero; también con amor propio y con verdad... La verdad es algo que todos buscamos y nos gusta la sensación que nos transmite algo  cuyo mensaje es auténtico y genuino.




Estos tiempos de la post-verdad, en los que se duda de todo parecen cogernos un poco por sorpresa... Aunque no es la primera vez que te habrás escandalizado por algo.  Ni la primera ni la última. Hasta las más nobles causas parecen teñirse de lodo: la educación, la política, la espiritualidad... Escándalos de todo tipo que en ocasiones nos hacen olvidar nuestra propia capacidad de reacción así como a aquellas personas que no se cansan de nadar a contra-corriente y que siguen preservando el conocimiento cuando la ignorancia se atreve a invadir nuestras vidas, a cuidar de la dignidad de los más vulnerables, a denunciar con su testimonio a aquellos que lejos de guiarnos hacia lugar seguro parecen llevarnos al precipicio...





Sí,  como se suele decir, conocimiento es poder y existen personas a las que no le gusta que cada uno pueda regirse por si mismo con libertad sino que pretenden concentrar todo el poder en sus manos. Año tras año asistimos a la degeneración de una cultura que pretendiendo ser transgresora parece el caballo de Troya por el que que nos quieren colar una individualista ruptura generacional con todo lo anterior. Al final esa pseudorebeldía nos invita a seguir una moda aparentemente rompe-moldes, pero todo el mundo se rinde ante lo mismo y la uniformidad se extiende por todas partes a través de ritmos y mensajes que en muchas ocasiones se acompañan de sustancias que ayudan a terminar de desconectar nuestra inteligencia de nuestros impulsos y nos convierten en criaturas susceptibles de entrar en un trance semejante al de los pueblos antiguos más esclavizados de la historia. Ya ocurrió en el siglo pasado, cuando muchos empezaron a responder ante las injusticias con canciones protesta que canalizaban la indignación de la gente; pero entonces surgieron casualmente otro tipo de ritmos, de hábitos de consumo de sustancias al alcance de cualquiera que provocaron la "gran evasión" de la realidad.



Parece difícil rebelarse realmente, por una causa que te convenza, cuando el ambiente no te acompaña. Afortunadamente, todavía existen personas que te devuelven la cartera si la has extraviado... misioneros y cooperantes, fuera y dentro del país, que  dedican sus vidas a mejorar las de otros; todavía quedan profesionales de servicios sociales que se esfuerzan cada día en su atención a los más desfavorecidos, profesores innovadores que intentan conseguir avances en las condiciones de sus alumnos, médicos que se atreven a recetar medicamentos o a operar con prótesis que cuestan más al sistema arriesgándose a no ser premiados, jueces (o juezas) que cuestionan a aquellos colegas de profesión nombrados por los políticos aforados destinatarios de las sentencias de los jueces que ellos mismos escogieron o agentes que dan más importancia a socorrer a un accidentado que a buscar como objetivo principal multar y recaudar aún a riesgo de ganar menos "puntos".







El cambio empieza por nosotros mismos, aunque no todo es una responsabilidad individual y de vez en cuando conviene recordar esto para que la frustración y la culpa no se cierna sobre los hombros equivocados. En este sentido el trabajo en equipo es fundamental: ¿Tú dejarías la educación de tus hijos a cargo de una escuela si supieras que los miembros de su equipo de profesores no se comunican y se llevan a matar? ¿ Te pondrías en manos de un grupo de cirujanos en el que cada uno de ellos  desconoce el idioma del resto y no son capaces de seguir el ritmo o las indicaciones de los demás? ¿Te suena la historia de la Torre de Babel? ¿Confiarías la construcción de una casa a una cuadrilla de albañiles sin ningún tipo de coordinación?




¿Será posible que los máximos responsables y dirigentes de los países sean conscientes de lo importante que es la verdad a la hora de hacer discursos y sobre todo a la hora de cooperar operativamente sobre la realidad? La vileza, la jactancia, la visión maniquea y pretenciosa de la realidad, la defensa sesgada de las ideas propias como 100 x 100 maravillosas y el ataque premeditado al adversario como totalmente despreciable convierten en la práctica en incompetentes a aquellas personas que por unos intereses o por otros no tienen entre sus objetivos unirse para servir a las personas que pusieron su confianza en ellas para gestionar asuntos de vital importancia que nos afectan a todos. Así las cosas, valores como el honor, la ética, la moral, las leyes, los derechos, el cumplimiento con lo correcto, parecen haberse convertido en cosa de cuentos... que nos cuentan cada cierto tiempo, con más insistencia aún cuando hay elecciones cerca para ganar con sus promesas nuestra confianza. ¿Quién se atreve a confiar y en creer en que un cuento de hadas pueda hacerse realidad?



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Érase una vez un país en el que todos compartían el poder y el mayor poder de todos era el amor y el respeto que protegía a todos los vivientes. Los administradores y regidores de este lugar miraban a los ojos de las personas y escuchaban con atención sus peticiones y sabían lo importante que era dar ejemplo para defender convincentemente sus argumentos.

Todos sabían que pertenecían a un pueblo soberano que no había cedido su libertad a señores de la guerra, a banqueros usureros, o a traficantes de armas, drogas y personas que intentaban blanquear su dinero y sobornar la voluntad de dirigentes y autoridades a cambio de favorecer situaciones desesperadas que exigieran medidas desesperadas para ganancia de pescadores en río revuelto.




A nadie le faltaban terapias, vacunas, medicamentos, ni calor en casa, ni hospitales bien equipados, ni colegios de integración, ni carreteras en buen estado porque todo lo que se contribuía, se hacía con gusto sabiendo que sería destinado al fin previsto. La familia era su joya más preciada y ninguna mujer ni criatura moría a manos de asesinos de su propia sangre. Nadie se veía obligado a abandonar el país para ganarse la vida. El amor a sus gentes, campos, ríos y mares era su bandera.




Muchos habían aprendido a valorar todo esto, porque justo a tiempo, en el último y más insospechado momento, algunos periodistas más interesados en salvar mediante la información veraz que en juguetear con chismes, algunos ciudadanos curiosos e historiadores y pensadores independientes y libres de las redes de los  ahora me gustas😍-ahora no😕 ,  habían iluminado con la verdad las sombras que les habían amenazado con someterles taimada y sutilmente para siempre.



Ese cuento se hizo realidad porque algunos se atrevieron a creer más en los que estaban al pié del cañón que en los títeres y las marionetas que simulaban gobernar y que tenían poco que enseñar y mucho que aprender sobre TRABAJO EN EQUIPO, HUMANIDAD, DIGNIDAD O LIBERTAD, porque algunos habitantes de aquel reino dejaron de considerarse masa ignorante y trataron de ver más allá del desánimo y del hábito y la costumbre atada a una resignación sin esperanza. La confianza es un tesoro que merece la pena cuidar. La confianza es fácil de perder en poco tiempo y muy difícil de construir y aún más de reparar. Sin confianza, todo se vuelve inútil, todo pierde sentido, puede suponer el fin de una persona y la decadencia de una civilización... Aunque el hecho de que algo sea difícil no significa lo mismo que imposible. Siempre tiene que haber una primera vez para todo... Además, no podemos decir que nunca se haya conseguido antes. A veces situaciones críticas ayudan a unos y a otros a ser conscientes de la importancia de hacer bien las cosas y de poner el bien común  por encima del resto de intereses, como ya ocurrió a finales de los 70 del pasado siglo XX en España, cuando muchos se dieron cuenta de que había que arrimar el hombro en aquella transición hacia adelante. Si lo lograron una vez, ¿sería mucho pedir que lo volvieran a intentar? Ojalá algún día no muy lejano, los gobernantes tomen nota de lo que hacen las personas que realmente levantan el país, que les pregunten al principio de sus mandatos y no al final y que sepan estar a la altura de quien realmente conoce la realidad y tiene criterio sobre educación, sanidad, servicios sociales, agricultura, etc... En esas personas que trabajan con esfuerzo y con devoción, que hacen malabares y maravillas con muy pocos recursos, en esa parte buena del ser humano es en la que aún merece la pena poner la confianza.

¿Crees que ya se ha dicho todo, que ya se ha descubierto todo, que no hay nada más que contar ni que hacer? Yo no escribo más porque esto no pretende ser un manifiesto a favor o en contra de nadie y cada cual es libre de pensar por si mismo. Pero es indudable que hay más tema del que parece y muchas más canciones que componer y mucha energía por liberar y por despertar con la música. Cuando hace frío nos abrigamos, cuando llueve sacamos el paraguas, cuando resurgen las flores sabemos que el entretiempo está cerca. Deseo que cuando llegue el momento, sepamos interpretar el significado de los acontecimientos, sepamos actuar a tiempo y que nunca se apague nuestra voz aunque nos sintamos empujados a ello, porque el amor a nuestros seres queridos y amigos nos levante una vez más para proteger la vida de este mundo mío y tuyo. Precisamente por eso, espero que, sean cuales sean tus ideas, que estas no te alejen de tus amigos y seres queridos, tanto si votas a unos o a otros políticos, como si no votas a ninguno, que nada ni nadie te separe de los tuyos. Lo peor que puede pasarle a un pueblo es que quede dividido por las supuestas contiendas electorales  que con tanta polémica se han escenificado últimamente. 

Siempre unidos por la música, te deseo que gane quien gane, tú nunca pierdas las ganas de cantarle a la vida...



Evaristo ƉGabriel