jueves, 28 de septiembre de 2017

Ángeles...






Amigo...¡qué palabra tan importante y qué afortunada la persona que puede dirigírsela a alguien cercano con franqueza! "Quien tiene un amigo tiene un tesoro." "Amistad de hierro, sol de invierno."  Es un regalo poder contar con personas que pronuncian la palabra adecuada en el momento justo, o que te brindan su ayuda e inspiración en los momentos complicados.





Recordando precisamente una afirmación de una simpática amiga, entrañable profesora y estupenda flautista, hoy en día existen en las llamadas nuevas, que no las únicas, redes sociales,  innovadores e inusuales profesionales cuyo cometido es influenciar a través de sus consejos, sus chistes, sus canciones, su modo de opinar... esos "influencers" que, a propósito o sin pretenderlo, ejercen una influencia, dan de qué hablar o simplemente dejan una huella notoria y pasan a los anales de las listas de los más buscados en Google... Mas como bien decía esta juiciosa mujer, se da el hecho de que hay otros auténticos "influencers" no tan conocidos, que dejan una huella más lenta y hondamente, sin  apenas ruido ni bombo y platillo, pero cuya tarea es de un valor incalculable, aunque a menudo el efecto de estas personas en nuestras vidas se percibe con más claridad cuando ha transcurrido un tiempo desde que pasaron por nuestras vidas haciendo todo el bien que les fue posible. 







Algunas canciones contienen la palabra "amigo", otras muchas la palabra "cielo" y la palabra "ángel". Y es que el amor no es solamente pasión y romanticismo, también está en el afecto de tus familiares y de aquellos que elijen estar a tu lado para compartir su tiempo contigo a través de su amistad o de la profesión que han elegido para ayudarte: piensa ahora en la influencia en tu vida de los educadores que intentan dar lo mejor de sí, de los médicos, de los misioneros, de los policías y militares que han decidido por vocación servir a los demás para protegerles, de los psicólogos, consejeros, trabajadores sociales  y demás personas que en el cara a cara del día a día, o también a través de las ondas o de la pantalla de un teléfono, una tableta, un ordenador o una televisión te mandan uno de los mensajes más reconfortantes que podemos recibir: que tú no estás sol@...




Tengo que irme ya, pues dentro de mi vida también hay personas a las que intento cuidar y proteger, dentro de mis limitaciones, de la mejor manera posible. No me quiero olvidar en este punto de alguien que muchas veces está en mi boca, alguien cuya presencia siento aunque no sea comúnmente visible. Ese ángel de la guarda al que otros llamarían suerte o casualidad, que me da fuerza e inspiración para crear y para creer que nada hay imposible a pesar de mis tropiezos y de los baches de un entorno tan imperfecto como cada uno de nosotr@s. Gracias, mi ángel, por tu amistad inquebrantable, por acompañarme tanto o más que esa música de la que tanto estoy enamorado. Tú y yo sabemos que hoy no estaría aquí sino fuera por ti...




Así que os dejo ya ( pero no del todo, espero) recordando también a las personas que aunque ya no están físicamente conmigo, me acompañan por todo lo que dejaron tras de sí, cuyos consejos, enseñanzas y ejemplo están conmigo siempre: al cruzar una calle, al leer y escribir, al trabajar, al tomar una decisión, al abrir mi corazón, al seguir levantándome cada mañana con ganas de sembrar de vida este mundo...





Felicitaciones para todos aquellos con nombres como Ángel, Ángela, Angélica, Gabriel, Miguel, Rafael y también para el resto de personas que, sin tener estos nombres y siendo completamente humanos, ayudan a que esta vida se parezca un poco más al paraíso o mundo ideal que todos deseamos alcanzar.




Por cierto, cantes o no como los ángeles... amig@, ¡nunca dejes de cantarle a la vida!


Evaristo ÐGabriel



Más sobre mí en @Música Evaristo DGabriel 
si quieres saber para qué estoy aquí





sábado, 16 de septiembre de 2017

Volver...





¡Hola amig@! ¿Cómo te ha ido últimamente? Yo estaba deseando volver a ponerme en contacto de nuevo con vosotr@s. No os imagináis la sucesión de averías y acontecimientos encadenados que me han ido ocurriendo de un mes a esta parte y que me han dificultando poder apoyarme en la tecnología para seguir compartiendo con vosotros esa pasión por la música como a mí me gusta. Pero, por supuesto, hay cosas peores que la pérdida o deterioro de un objeto material...  El otro día, sin ir más lejos, iba conduciendo por una carretera de doble sentido cuando de repente un coche comenzó a adelantar a un camión que venía de frente, cruzando una línea continua y estando muy cerca de chocar frontalmente contra mi vehículo. Aunque pude frenar y echarme al arcén ( obviamente no estaría contando esto si no hubiera podido evitar la colisión) entonces, muy rápidamente, pensé en mi vida y en la vida de las personas que esperaban que regresara de vuelta...

El frágil y valioso regalo de tu vida, que por supuesto te pertenece a ti, pero que está tan conectada a la de otras personas, se valora muy mucho en esos momentos. Por poner un ejemplo, es una gran suerte poder contar con que tus amigos y familiares han regresado con bien de sus vacaciones, volver a verles, a abrazarles o a llamarles o contactar con ellos de algún modo. Es algo que damos por hecho, pero no hay ninguna garantía que nos devuelva la vida de un ser querido cuando esta se pierde, pues cada vida es irremplazable y única.

Por eso cuando tienen lugar atentados, epidemias, catástrofes como incendios, huracanes, tifones y terremotos; esta especie de guerra mundial silenciosa a lo largo y ancho del mundo o más en el plano personal, accidentes, lesiones, maltrato físico o psicológico, engaños, decepciones, etc... a veces puede cruzar tu mente un pensamiento del tipo: ¿Cómo puede volver el mundo a ser lo que era después de tanta violencia? ¿Cómo y cuánto tiempo y esfuerzo van a hacer falta para reconstruir esta desolación? ¿Cómo voy a ser la misma persona y voy a comportarme de la misma manera después de aquellos insultos, de aquella estafa, de esa tremenda desilusión, de ese despido injusto, de esa inesperada enfermedad o de aquella amarga despedida...?


Cada un@ puede añadir sus interrogantes sobre su futuro, que no existe pues el futuro es "lo que será" y por tanto no "es" aún. La forma en que lo vemos tiene a veces mucho que ver con su aparente antagonista, el pasado, que favorece en nosotros la creación de una serie de expectativas o incluso de razonamientos supuestamente lógicos, así como de estereotipos y prejuicios. Cuando algo nos recuerda (consciente o inconscientemente) a otra cosa, nuestra forma de ver y explicar lo que ocurre en el mundo y en nuestras vidas se activa y nos empuja a creer que podemos intuir o prepararnos para la probabilidad de lo que está a punto de ocurrir después. Esta forma de funcionamiento de nuestra mente tiene sus ventajas... sin embargo, cuando se crean en nosotros hábitos basados en creencias erróneas o interpretaciones no del todo ciertas, los efectos que puede acarrear el transferir emociones del pasado al presente, por miedo a que ciertos hechos se repitan de nuevo en  un futuro, son en ocasiones tan molestas como innecesarias: ansiedad por miedo a no estar preparado para lo que supuestamente se nos viene encima,  anticiparse a los hechos antes de comprobar qué está ocurriendo,  profecías que se cumplen por creer que algo es inevitable...

El hábito es poderoso, aunque no invencible. Buscar continuamente porqués puede ser agotador y a veces querer ser un arqueólogo de tu pasado puede llevarte a la conclusión de que necesitas mucho tiempo para estar preparado para curar una herida. La vida sigue y quizá en el rodaje de los nuevos tiempos puedas encontrar la clave de tus preguntas. Detrás del miedo y de la ira que a veces sientes puede estar esa solución que anhelas. Atraviesa  esa sensación de malestar con valentía  y con calma y atrévete a conocer quién eres... Tal vez entonces comprendas que no es la primera vez que te sientes así, aunque no naciste con esa actitud;  que aprendiste a tenerla  hace mucho tiempo : porque creíste que eras demasiado pequeñ@ para enfrentarte a ese peligro, porque alguien te culpó sin razón y asumiste esa culpa por no estar preparad@ para rebatir ese juicio, porque te sentiste muy sol@ e indefens@... Mas aún en el caso de que eso pudiera ser en parte real en el pasado, ¿lo sigue siendo hoy?


Esperar que todo vaya a ir mal solamente tiene una utilidad. La de comparar tus temores con la realidad. La utilidad de ver que cada día es único, que hoy paseas tranquilamente en esa calle en la que ayer sentiste el peligro, que hoy ríes feliz aunque tal día como hoy llorabas hace un año, que lo que ayer te preocupaba hoy no te importa. Grita conmigo: ¡estoy viv@! Nada por desagradable que fuera ha podido contigo...

Volver a ser la misma persona que antaño es complicado. Ni siquiera el agua de un río es la misma ahora que el agua que corría en el mismo lugar minutos antes. Aún así, puedes recuperar esa fuerza y esa alegría con la que naciste quizá con esa actitud que tienen los niños para descubrir y para disfrutar del gozo de lograr pequeñas y sencillas cosas. Abre tus manos con confianza a lo que está por venir, no te aferres a lo que ya conoces si esto te impide ver todo lo bueno que te está esperando. Atrévete a soltarte. No hay enemigo exterior que pueda contigo siempre que tú no estés vencido por dentro. La angustia es como un fuego que más te quema cuando más real e inabordable  consideras el peligro. Sin embargo, cada nuevo acto que emprendas, aunque sea con más miedo que vergüenza como dicen algunos, te da la oportunidad de ver la resistencia que tienes y de darte cuenta de que el mundo no se acaba, la vida sigue...


"Ahora sé quién soy," Angie

Me llena de una alegría inmensa poder volver a encontrarme contigo en estas líneas y en los versos de las canciones que pueden ayudarte a desatar esa fuerza, dormida en ocasiones, que todos tenemos en nuestro espíritu. Ojalá estas palabras sean como el prospecto que te anime a usar las letras y las melodías de la canciones como una de las mejores y más inocuas terapias, siempre que no subas mucho el volumen 😉... Consume música a discreción y demanda, sobre todo si sus temas significan algo para ti y te llevan a la verdad que libera y que te abre un camino para sentir una vida plena.




"No te canses de esperar lo inesperado, quizá lo que buscas ya te haya encontrado"



Y compón, si te apetece, la letra de tu propia melodía. Cuando somos pequeños otros toman el lápiz en nuestro nombre, ahora empuña tu pluma o pulsa las teclas para escribir el guion de tu historia, la trama de tu canción. A partir de ahora, haz que continúe como tú elijas...




Deseo que siempre puedas volver a tu esencia, que no se borre la memoria de tu identidad, que nadie calle tu verdad, como diría Manu Carrasco y como yo suelo decir, que nunca dejes de cantarle a la vida.



Evaristo ÐGabriel