sábado, 10 de marzo de 2018

¡Adiós!

Adiós... inesperada palabra para comenzar cualquier cosa, incluido este escrito, pero hoy me toca contarte que a veces no queda más remedio que, de forma voluntaria o sobrevenida, pasar por la despedida para emprender un nuevo camino. Decir adiós a algo no significa necesariamente hacerlo con ira o con tristeza. A veces uno se marcha dando un portazo y otras veces tienes la suerte de poder deslizar la puerta suavemente, dejándola entreabierta con agradecimiento por lo vivido y con esperanza de volver a coincidir, aunque no sea de la misma manera. Ante todo quiero dar la bienvenida a este nuevo día del mes de marzo y despedirme agradecido por lo bueno del ya prácticamente transcurrido invierno (aunque a veces parezca interminable☔🍃🍃🍃☔) y desearte de corazón que te lances con alegría a vivir la cada vez más cercana primavera

Hay muchas clases de despedidas; las que llegan por sorpresa suelen ser más intensamente traumáticas en general, sobre todo si tú no eres quien decide marcharse y de un modo más doloroso cuando esta despedida parece no tener marcha atrás ni se ha debido a causas asumibles o fácilmente explicables.





Existen también despedidas de las que se ven venir, aparentemente más llevaderas aunque a veces consumen nuestra energía cuando nos movemos en el terreno de la incertidumbre y no sabemos bien cuál puede ser la respuesta más adecuada y si nos encontramos ante algo real o imaginario, probable o inevitable.

En ocasiones, intentamos no rendirnos y nos resistimos a darnos por vencidos. Tener esperanza es algo positivo y conviene valorar lo que tenemos y luchar por ello. Lo importante es saber cuando ya hemos hecho lo que dependía de nosotros, saber cuando hemos puesto toda la carne en el asador y honrada y honestamente hemos hecho lo que estaba en nuestras manos. Siempre llega ese punto en el que cabe preguntarse si nos estamos quemando cada vez que metemos la mano en el fuego, cuánto nos compensa seguir empeñados en algo y por supuesto valorar qué nos va en ello y si está en riesgo nuestra salud o en definitiva, nuestra propia vida...



Decir adiós implica echar de menos, comparar la situación actual con la anterior, vivir un tiempo con la ausencia... A veces nos consolamos y tratamos de ver el lado positivo, a veces nos arrepentimos de lo que no hicimos a tiempo o incluso de haber tenido parte importante en la iniciativa de despedirnos de algo o de alguien. Hay momentos en los que lo mejor quizá sea decir adiós, pero ¡qué difícil es a veces saber decir adiós desde dentro!, no solamente en apariencia.



El adiós está presente en nuestras vidas: rupturas amorosas, enfados entre amigos y familiares, despidos, pérdidas de empleo o cambios de trabajo, jubilaciones, viajes, migraciones y lo más complicado, el fin de esta vida... Unas veces decimos nosotros adiós, otras veces son otros los que toman esa iniciativa. La música es una buena forma de despedirse, de desahogarse, de homenajear a alguien que se marcha y de dejar hablar al corazón. El adiós también sirve para valorar el tiempo y los momentos que vivimos, cuando sabemos que estos no tienen porqué durar para siempre. El adiós concreto de alguien también nos sirve para agradecer el tiempo vivido con esa persona, pero además es una buena oportunidad para valorar al que se queda a tu lado.



Gracias por estar ahí, por no marcharte. Habrá de los que vengan por primera vez y habrá también quien se marche y deje de seguir mis publicaciones... Bienvenidos a los nuevos, gracias a los que permanecen y a los que se marchen también gracias por el tiempo compartido, por la coherencia y la sinceridad que acompaña a una decisión de dejar algo atrás y por la oportunidad que una pérdida te da para valorar a los que te animan y siguen ahí, algo que no hay que dar por hecho y que hay que estimar en gran medida. Espero que estas palabras y esta selección de canciones te sirvan de ayuda y te brinden unos minutos de reflexión y de buena energía. Es cierto que pensar en la despedida aparentemente no te produce un gran gozo, al menos al principio. Pero a veces la felicidad profunda no consiste en estar todo el día de cachondeo, sino en la ausencia de momentos de excesiva negatividad o angustia.


Una buena manera de decir precisamente adiós a los miedos👋 es enfrentando ese temor que todos alguna vez a hemos sentido ante la posibilidad de ser abandonados o de marcharnos sin saber lo que nos traerá el mañana o lo que habrá más allá. La vida en gran parte es un ir y venir, noche y día, montaña y valle, frío y calor, invierno-verano, hola y adiós... Hay cosas que podremos poseer durante un tiempo limitado... y en cuanto a las personas, no son posesiones, son seres teóricamente libres y nunca podrás aspirar a tenerlas o retenerlas en cuerpo y alma, lo cual significa que no podemos perder aquello que nunca hemos tenido, sobre todo en el caso de aquell@s cuya entrega no es al 100% o deja bastante que desear...



Así que, ¿a qué temer? Sin miedo hay paz y en esa calma se encuentra la fuerza para volver a empezar con energía y ánimo un nuevo día, con una actitud de renovada alegría, gratitud y ganas de vivir. Ojalá sepamos decir adiós al miedo a decir adiós...Y aunque hoy el tema de este blog no sea para partirse de risa, yo estoy contento de decirte que de momento no me voy, que aquí me quedo y que para mí tiene mucho valor poder disfrutar de la música deshojando mi alma y abriéndola con la palabra y la melodía para encontrarme francamente con mi corazón y a partir de ahí poderle  hablar con sinceridad al tuyo, no para decirte adiós, sino para saludarte y preguntarte:

-Hola, aquí estoy. ¿Me acompañas en este viaje un poco más?

Espero que hoy disfrutes de un día lleno de canciones, que sientas en tu interior la melodía de la banda sonora de tu propia historia, que esta sea feliz y que pase lo que pase, ¡¡nunca, nunca dejes de cantarle a la vida!!



Si me queréis, ¡suscribirse!  😉 No marcharse sin pasar por mi canal 😘


... Por bonitas que puedan ser algunas películas, nunca me gustaron los finales tristes, así que, para remontar un adiós, mira...   Nuevo Comienzo



Evaristo ƉGabriel