-¡Trágame tierra!- es un pensamiento que se nos pasa por la cabeza cuando nos
abruma el deseo de apartarnos y de volvernos invisibles... pero, después...
Después te acabas hartando de tanto drama y mejor te dices: -Por un oído me
entra y por otro me sale, ¿sabes? hoy no tengo ganas de preocuparme por cosas
sin sentido... ¿y tú? ¿Te apetece ser libre y pasar tres kilos del que
dirán? Pues para eso es muy recomendable llenar la mente de mensajes
inteligentes y si además de la mente quieres llenar tu corazón, como la música
nada mejor...
Esos momentos en los que nos dan ganas de decir, como mínimo: "cuidadito conmigo que tú no me conoces bien..." son comprensibles y estamos en nuestro derecho de sentirnos así... igual que los demás están en el suyo de ver las cosas a su modo. Claro que a veces no queda más remedio que pararle los pies a quien cruza los límites... Pero si no es una cuestión de vida o muerte, o ya le diste un toque de atención a quien tú piensas que se lo estaba buscando, ahora relájate y respira, que la vida son dos días y no queremos ser marionetas guiadas por los hilos de los comentarios de los demás. ¿O acaso sí?
Pues la verdad es que un buen síntoma de equilibrio y sensatez es no dejarse
impresionar por los aparentes peligros u hostilidades que en ocasiones el
entorno pueda brindarnos por el hecho de que queramos pensar o hacer las cosas
de un modo diferente. No se trata de considerar que unos son perfectamente
buenos y otros son completamente malos. A menudo todo lo que pertenece al
mundo real tiene ventajas e inconvenientes, virtudes y defectos; ni todo
es blanco ni todo es negro, casi siempre hay matices. Y casi
siempre puedes elegir no dejarte deslumbrar por aquello o aquellos que se
muestran como los más inteligentes, los más justos, los más sabios o
poderosos... La felicidad siempre suele estar más dentro que fuera, ¿vas a
pedirle permiso al mundo y aguardar para ver si te deja ser feliz?... Antes de
aceptar algo como 100% razonable, irrefutable, indiscutible... pasa la
prueba del algodón...
Tener capacidad de análisis y pensamiento crítico es relativamente más fácil
cuando ya has alcanzado cierta edad. La cuestión es que a veces hemos
desarrollado hábitos por inercia cuando aún no teníamos edad o información
suficiente para desmontar ciertas conjeturas que en ocasiones podían obedecer
más a la falta de realismo o al taimado interés del emisor del mensaje que a
una decidida y sosegada intención de poner las cosas en su lugar en honor a la
verdad. Ningún mortal es verdad absoluta, ni justicia personificada, ni
esencia de palabra divina... Así que si alguna situación te pone en
predisposición de sentirte ridículo, avergonzado o incluso temeroso, quizá sea
que tienes la expectativa de que vas a sufrir en un determinado ambiente una
burla o desprecio que tiene simplemente la importancia que tiene, pero nada
más. ¿A qué temer? Ninguna mala cara o gesto de burla puede acabar contigo.
Reaccionar por costumbre como un niño fácilmente manipulable no es muy
inteligente en un adulto... Date tu tiempo pero sobre todo, date cuenta...
Espero y deseo que dejes tus miedos atrás. Puede que así veas y disfrutes
mejor de la realidad, que muchas veces es más bonita y llevadera de lo que
pensamos cuando soltamos cadenas innecesarias y caminamos sin bagaje extra e
inútil. Cuando la opinión de los demás es valorada por ti precisamente como
una opinión entre mil, la vida es "coser y cantar". Además, no
todas las risas son de burla; algunas personas se reirán contigo y tú siempre
podrás reírte cuando alguien cuyos miedos le impidan ser libre trate de
imponerte su voluntad porque sí. También deseo que me estés leyendo desde unas
circunstancias normales de libertad y que ni en tu casa, ni en tu escuela o
trabajo ni en tu país tengas que tener miedo ni a lo que dirás ni a lo que
dirán porque esto pueda poner en riesgo tu supervivencia. Ojalá siempre puedas
decidir conquistar tu libertad para poder seguir cantándole a la vida...
Evaristo ÐGabriel