martes, 28 de abril de 2020

Crónicas de Pandemia II - Recuérdame




-¿De dónde viene usted?- es una pregunta que me han repetido últimamente en varios de los distintos controles que las fuerzas de seguridad han realizado, con mayor frecuencia en festivos y fines de semana,  para tratar de impedir los desplazamientos injustificados en estos tiempos críticos con los que nos ha tocado lidiar.

-Vengo de mi puesto de trabajo... -es mi respuesta mientras muestro la tarjeta que llevo colgada al cuello y un salvoconducto con la autorización pertinente.

Recordar de donde viene uno, en el sentido más profundo de la frase, no es una cuestión baladí ahora que empezamos a tener más datos de aquellas personas que por desgracia se nos están quedando por el camino, en esta lucha contra un enemigo invisible que algunos llaman Covid 19; otros, coronavirus y otros bich@...  aunque también haya quien, simplemente, de cuyo nombre no quiera acordarse, como se dice en una de las más celebres citas del libro  El Quijote de La Mancha, obra tan recordada y recitada en este mes en el que, a pesar de las circunstancias, se ha intentado conmemorar un día del libro que tan especial ha sido, no tanto por las frustradas celebraciones públicas sino por el servicio tan esencial que esta "vieja tecnología" nos ha aportado en estas semanas de confinamiento en las que la cultura ha sido válvula de escape y ventana a la que asomarse a un mundo oprimido por el miedo, la incertidumbre y la amenaza del sufrimiento y de la muerte sobre cada uno de nosotros y también sobre las vidas de nuestros queridos amigos y familiares. En estos días los niños han tenido la oportunidad de pasar más tiempo con sus padres y todos en general hemos valorado ese tiempo como oro en paño, tanto sino lo hemos podido "bien-gastar" al lado de los nuestros, como si por el contrario hemos tenido que permanecer lejos de ellos. En esta extraña primavera que, hasta hace bien poco tiempo, solamente hemos podido contemplar sin mucha calma de camino al trabajo o a la compra, o quizá desde el balcón a las 8 de la tarde para aplaudir a aquellos que ponen en riesgo su salud para proteger la nuestra, los brotes más llamativos han sido nuestros retoños, nosotros hemos tratado de ser las ramas sujetando el nido pero ¿qué hay del tronco en que nacimos, del cuál venimos?


Nuestros mayores pasaron por tiempos difíciles, tratando de reconstruir y de resolver los retos heredados y enfrentándose a transiciones y cambios inesperados que les exigieron estar al pié del cañón desde su infancia y juventud hasta prácticamente nuestros días, desde el principio al servicio de sus padres y hermanos por el bien de su casa, emigrando y haciendo prósperas las grandes ciudades y cuidando de sus mayores, de sus hijos y hasta de sus nietos; toda una vida de entrega que bien merece un homenaje, aunque sus nombres no aparezcan de ordinario en los periódicos o en las enciclopedias. Y aunque con el tiempo ellos puedan olvidar, unas veces con la intención de dejar atrás los peores recuerdos, otras por el inexorable deterioro que conlleva cumplir años, "es de bien nacido ser agradecido", y cuando más nos necesitan es cuando más merecen que les devolvamos el inestimable servicio que a su familia y a su país han venido prestando desde que, antes de tener edad, sus párvulas manos eran capaces de cosechar aceituna, cargar leña, pastorear el ganado, repartir leche, etc..., etc..., etc... 


Y es que detrás de todo ese esfuerzo y dedicación, detrás de esas anécdotas y recuerdos, que quizá hayas podido traer a tu memoria en estos días de encierro con mayor facilidad  mientras disponías de más horas "libres" para cocinar antiguas recetas o  rebuscar entre viejas fotografías, detrás de todo lo vivido seguro que lo que más añoras y recuerdas es el cariño y el amor que estas personas, hoy mayores, han sembrado en tu vida. Seguramente que a parte de pensar en el pasado, también te has planteado como podría ser el futuro de ahora en adelante... ¿qué es lo primero que harás cuando recuperemos el derecho a la libertad de movimiento? ¿qué piensas hacer cuando "todo esto termine"?



Aunque dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, nuestros mayores no vivieron precisamente en un paraíso y nosotros, mientras el mundo sea mundo, probablemente tampoco. Pero con nuestros errores y aciertos, podemos poner en valor lo que es realmente importante y poner cada uno nuestro granito de arena para hacer posible una cambio cuyo efecto sea positivo y duradero en el tiempo. Nunca, nunca debilitar sus ingresos ante la subida de precios, nunca exponerles a tener que elegir entre comer, poner la calefacción o pagar un medicamento, nunca aparcarles en interminables listas de espera de unos servicios socio-sanitarios tocados y en ocasiones casi hundidos, nunca, nunca ceder ante lo que les es debido... La economía es importante, pero tal vez en ocasiones sin darnos mucha cuenta estemos protegiendo, aplaudiendo o consintiendo los discursos, las carreras, las profesiones, las políticas, las pensiones, dietas, subvenciones,  sueldazos, aforamientos...  equivocados.

Ahora que en teoría sabemos quien merece nuestro apoyo y aplauso, ahora es tiempo propicio para recordar a aquellos que llevan en sus sienes plateadas, la corona de la experiencia y del sacrificio hecho por amor para dar vida a un mundo que ellos nos confiaron y del que son y siempre serán parte fundamental. Esas madres, abuel@s, que nos acunaron y nos dedicaron las primeras nanas y canciones, que llenaron nuestros días de juegos, cuentos y adivinanzas, que nos enseñaron a hablar, a vestirnos, a cruzar la calle, a tomar decisiones, a tener principios, a sentirnos protegidos y amados, a recordarnos que siempre tendríamos unos brazos en los que refugiarnos y un hogar al que regresar así nos sintiéramos vencedores o vencidos... Esos seres queridos que tienen reservada una fecha especial en el calendario pero ante los que faltan días suficientes para reconocerles su esfuerzo y su cariño incondicional, esos padres que siempre creyeron en nosotros cuando otros nos intentaban embaucar o desanimar,  esas personas con cuyas vidas se podrían escribir más de siete novelas... ahora necesitan que seamos faro en la tempestad y puerto seguro donde arribar.  Ellos ya cumplieron, ahora nos toca a nosotros... Algún día, ojalá que no muy lejano, nos quitaremos la mascarilla y volveremos a cantarle a la vida. Mientras tanto, que los actos de nuestra vida sean un canto y un homenaje a todo lo bello y bonito de este mundo, a todos los que nos precedieron y por todos los que vendrán.


"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar", escribió Antonio Machado. Yo me atrevo a decirte: "Tu camino a tus pies está, adelante, que siempre amanece y esto también pasará..."


 Hablando de citas célebres, de libros y poesías... ya sabe quien me conoce que hay un cantante que para mí es un poeta y cuyas canciones son bálsamo y medicina para mi alma, en estos días tan complicados, ¿adivinas de quién hablo?. Pues con su música y con algunas frases y títulos de sus canciones, termino la entrada de hoy... Te digan lo que te digan, que nadie calle tu verdad, nunca lo olvides. De pequeño, el mundo me contó muchas mentiras, y medias verdades pero mis mayores me demostraron con más hechos que palabras que su amor era verdad, digno de permanecer en mi memoria, digno de pasar a la historiaDe pequeños eramos fáciles de engañar... Esta vez no se lo pongamos tan fácil a quienes se atrevan a dejar en la estacada a esos luchadores que nunca se olvidaron de nosotr@s y recordemos, recordemos y volvamos a recordar... la respuesta a esta pregunta:

-¿De dónde vienes?  

Y,  siguiendo el ejemplo de nuestros mayores, sabiendo que no está en nuestra sangre el rendirse, no bajemos la guardia y desafiemos firmemente al: 

-¿Dónde vas, que tú no puedes?



Evaristo ÐGabriel