domingo, 22 de abril de 2018

Es lo que hay...

-Es lo que hay... -solemos decir cuando nos encontramos ante una situación en la que entendemos que lo mejor es asumir y aceptar, al menos por el momento, las circunstancias creadas por el devenir de los acontecimientos en la historia de nuestra vida o en la de los demás... Hola amig@, ¿cómo llevas el día? ¿Has escuchado a lo largo de hoy algo así como "Son lentejas... " "sin más remedio" "¿qué le vamos a hacer? ¡Así es la vida!"

Como dice la letra de una de mis canciones: "Porque bella o fea, esta es la vida..." Si algún día tienes ocasión de escuchar la letra completa, verás que en ella también pongo el acento, como casi siempre, en la libertad para elegir. Se asumen cosas, algunas que no dependen exclusivamente de ti, pero asumir ya es una elección. Y dentro de las distintas posibilidades a veces está la de elegir la opción difícil, la costosa, la que no sabemos si nos traerá al cien por cien el éxito, pero la que consideramos mejor desde el punto de vista de los fines que perseguimos y los medios que empleamos. Eso que en el lenguaje común llamamos "sacrificio".




El origen de la palabra sacrificio hace referencia a un acto sagrado, un ofrecimiento de algo que consagramos considerándolo algo digno de ser respetado y enaltecido... En nuestra cultura este sacrificio suele estar asociado a algo que nos cuesta... Un sacrificio puede ser el ofrecimiento de un esfuerzo y de un tiempo que dedicamos a una tarea, trabajo o empeño a costa de privarnos de alguna comodidad o de enfrentarnos a algún tipo de dificultad. Siempre que se nos presenta una prueba en el camino podemos elegir resignarnos sin esperanza; o podemos ofrecer nuestras acciones impulsados por el cariño o la devoción que ponemos en una causa... A veces esta causa puede consistir en la defensa de nuestra propia dignidad, en arrojar luz sobre nuestras sombras o en tratar de curar nuestras heridas, aunque esto al principio pueda escocer... Otras veces no se trata de nosotros solamente, sino del bien de todos los implicados, aún a riesgo de que ese bien superior que queremos ayudar a conseguir finalmente suponga poner en peligro o incluso renunciar a nuestros planes más inmediatos, por un tiempo, o quizá para siempre... teniendo que atravesar para ello, por momentos de cierto dolor...



Cuando llega el momento de luchar o de aceptar, se puede hacer con rabia, desde la actitud del que se siente vulnerable y abandonado o se puede encarar la "prueba de fuego" evaluando las dificultades, pero sin olvidar lo positivo que también existe en nuestra realidad y nuestra capacidad para contrarrestar los peligros que en ocasiones puedan acecharnos. Si ante una situación peligrosa o fastidiosa nos sentimos pequeños, desvalidos e incompetentes para hacer frente a lo que aparentemente se nos viene encima, la angustia y la ansiedad es casi inevitable. Si por contra, intentamos no calificar de catastrófico o desgraciado lo que puede ser molesto o desagradable y nos concentramos en los medios que podemos poner para atenuar lo negativo, podemos sobrellevar o incluso salir airosos de los malos momentos que también son parte de una vida normal... Cerrar los ojos mientras pedaleamos cuesta abajo sobre nuestra bicicleta porque nos dan miedo los baches del camino no nos va ayudar a evitar caer al suelo, ¿verdad? Pues dejar que cunda el pánico o el enfado ante momentos duros o frustrantes, como correr asustados de cualquier modo y a cualquier parte ante un perro peligroso, ponernos nerviosos ante un examen o desatar nuestra ira dando patadas a cualquier cosa porque nos hemos lesionado un pie justo antes de irnos de vacaciones no nos va aliviar en nada y hasta puede empeorar la situación. Así que calma... 



 Antes de terminar esta entrada me gustaría compartir contigo este pequeño fragmento del discurso "El hombre en la arena", pronunciado en la Sorbona de París, por Theodore Roosvelt un 23 de Abril de 1910... 


No es el crítico quien cuenta, ni el que señala con el dedo al hombre fuerte cuando tropieza o el que indica en qué cuestiones quien hace las cosas podría haberlas hecho mejor. El mérito recae exclusivamente en el hombre que se halla en la arena, aquel cuyo rostro está manchado de polvo, sudor y sangre, el que lucha con valentía, el que se equivoca y falla el golpe una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y sin limitaciones.

El que cuenta es el que de hecho lucha por llevar a cabo las acciones, el que conoce los grandes entusiasmos, las grandes devociones, el que agota sus fuerzas en defensa de una causa noble, el que, si tiene suerte, saborea el triunfo de los grandes logros y si no la tiene y falla, fracasa al menos atreviéndose al mayor riesgo, de modo que nunca ocupará el lugar reservado a esas almas frías y tímidas que ignoran tanto la victoria como la derrota”. 


Si estás pasando o has pasado por momentos de trabajo duro, sobre-esfuerzo, enfermedad o  frustración... y sientes que has hecho todo lo que estaba en tus manos, tienes la opción de estar en paz, hayas conseguido o no todo lo que te proponías... Tener la conciencia tranquila, conocer tus intenciones, tus limitaciones y tu humanidad, estar orgullos@ de ti; todo eso ya es un premio, un logro y también un consuelo cuando te has sacrificado, en la manera en la que tod@s a veces lo hemos hecho. Deseo que disfrutes de los grandes o pequeños éxitos tras tu lucha, aun cuando estos son compartidos u ofrecidos para el bien de otros, pues también crecemos cuando damos, como los árboles y arbustos que entregan sus frutos, se descargan y concentran su energía en el resto de las ramas y en las flores y frutos del futuro. No somos marionetas, siempre somos libres para optar por una forma de tomarnos las cosas, siempre puedes decir sí o no... No pierdas la esperanza y vive con alegría haciendo aquello que te haga feliz y que te ayude a creer en el lado bueno de las cosas, en el lado bueno de una realidad de la que tu formas parte y a la que aportas las semillas de lo que cosecharás mañana, con la satisfacción de haber hecho todo de la mejor manera posible a tu alcance. Con más triunfos o con menos, has tenido la suerte de haber estado ahí; de haberlo vivido.  Y una vez que guardes lo vivido con paz en tu corazón también puedes darte cuenta de que el camino no termina, que si no consigues avanzar también puedes rodear el obstáculo que te bloquea y que cuando se cierra una puerta, tienes la posibilidad de mirar las ventanas que quedan abiertas. Mientras vivas, con música o sin ella, espero que tus momentos sean un canto a la vida...




Evaristo ÐGabriel 👋😘👍