lunes, 22 de junio de 2020

Si dicen... que digan

-¡Trágame tierra!- es un pensamiento que se nos pasa por la cabeza cuando nos abruma el deseo de apartarnos y de volvernos invisibles... pero, después... Después te acabas hartando de tanto drama y mejor te dices: -Por un oído me entra y por otro me sale, ¿sabes? hoy no tengo ganas de preocuparme por cosas sin sentido... ¿y tú?  ¿Te apetece ser libre y pasar tres kilos del que dirán?  Pues para eso es muy recomendable llenar la mente de mensajes inteligentes y si además de la mente quieres llenar tu corazón, como la música nada mejor...



Hay que reconocer que la primera sensación que nos suele invadir cuando nos sentimos humillados, ridiculizados, despreciados o señalados es la vergüenza y la culpa, aunque a veces también acabamos por pagar con la misma moneda y censurar y culpabilizar a quien nos coloca en el punto de mira y pretende hacernos centro de las críticas. Vamos, que nos entran ganas de lo que comúnmente se viene llamando mandar a alguien a... digamos freír espárragos por esta vez... 🥘


Esos momentos en los que nos dan ganas de decir, como mínimo: "cuidadito conmigo que tú no me conoces bien..." son comprensibles y estamos en nuestro derecho de sentirnos así... igual que los demás están en el suyo de ver las cosas a su modo. Claro que a veces no queda más remedio que pararle los pies a quien cruza los límites... Pero si no es una cuestión de vida o muerte, o ya le diste un toque de atención a quien tú piensas que se lo estaba buscando, ahora relájate y respira, que la vida son dos días y no queremos ser marionetas guiadas por los hilos de los comentarios de los demás. ¿O acaso sí?





Pues la verdad es que un buen síntoma de equilibrio y sensatez es no dejarse impresionar por los aparentes peligros u hostilidades que en ocasiones el entorno pueda brindarnos por el hecho de que queramos pensar o hacer las cosas de un modo diferente. No se trata de considerar que unos son perfectamente buenos y otros son completamente malos. A menudo todo lo que pertenece al mundo real tiene ventajas e inconvenientes, virtudes y defectos; ni todo es  blanco ni todo es negro,  casi siempre hay matices. Y casi siempre puedes elegir no dejarte deslumbrar por aquello o aquellos que se muestran como los más inteligentes, los más justos, los más sabios o poderosos... La felicidad siempre suele estar más dentro que fuera, ¿vas a pedirle permiso al mundo y aguardar para ver si te deja ser feliz?... Antes de aceptar algo como 100% razonable, irrefutable, indiscutible...  pasa la prueba del algodón... 




Tener capacidad de análisis y pensamiento crítico es relativamente más fácil cuando ya has alcanzado cierta edad. La cuestión es que a veces hemos desarrollado hábitos por inercia cuando aún no teníamos edad o información suficiente para desmontar ciertas conjeturas que en ocasiones podían obedecer más a la falta de realismo o al taimado interés del emisor del mensaje que a una decidida y sosegada intención de poner las cosas en su lugar en honor a la verdad. Ningún mortal es verdad absoluta, ni justicia personificada, ni  esencia de palabra divina... Así que si alguna situación te pone en predisposición de sentirte ridículo, avergonzado o incluso temeroso, quizá sea que tienes la expectativa de que vas a sufrir en un determinado ambiente una burla o desprecio que tiene simplemente la importancia que tiene, pero nada más. ¿A qué temer? Ninguna mala cara o gesto de burla puede acabar contigo. Reaccionar por costumbre como un niño fácilmente manipulable no es muy inteligente en un adulto... Date tu tiempo pero sobre todo, date cuenta...





Espero y deseo que dejes tus miedos atrás. Puede que así veas y disfrutes mejor de la realidad, que muchas veces es más bonita y llevadera de lo que pensamos cuando soltamos cadenas innecesarias y caminamos sin bagaje extra e inútil. Cuando la opinión de los demás es valorada por ti precisamente como una opinión entre mil, la vida es "coser y cantar".   Además, no todas las risas son de burla; algunas personas se reirán contigo y tú siempre podrás reírte cuando alguien cuyos miedos le impidan ser libre trate de imponerte su voluntad porque sí. También deseo que me estés leyendo desde unas circunstancias normales de libertad y que ni en tu casa, ni en tu escuela o trabajo ni en tu país tengas que tener miedo ni a lo que dirás ni a lo que dirán porque esto pueda poner en riesgo tu supervivencia. Ojalá siempre puedas decidir conquistar tu libertad para poder seguir cantándole a la vida...





Evaristo ÐGabriel