Ya lo dice el antiguo
proverbio... que hay un tiempo para todo... también un tiempo para renacer y
para volver después de la ausencia. ¿Cómo estás...? Hace prácticamente un año
que no he escrito en este blog, no por falta de ganas... pero sí con el ánimo
de que esa última entrada que titulé como "Tiempo de luz" pasara de
ser algo más que una mera declaración de intenciones o un paquete de buenos
deseos y se convirtiera en algo real y palpable para todos en general. Venimos
de una situación compleja que no hace falta mencionar aunque tampoco hay que
tener miedo a nombrar... Aún así, mucho ha cambiado desde entonces, y los
avances médicos han permitido una mejoría en nuestra forma de vivir, al menos
en nuestro entorno. Por eso no es práctico ni útil seguir manteniendo en el
mismo grado la misma actitud que pudimos desarrollar como respuesta
lógica a una gran amenaza... sin olvidar lo aprendido y los retos que este
mundo sigue teniendo pendientes de resolver. Yo quería seguir escribiendo...
pero también me hacía falta un tiempo de silencio, un tiempo en el que calaran
poco a poco nuevas experiencias para poder hablar con nuevas palabras y
emociones de una nueva realidad. Por cierto, hablando de silencios, que son
recursos también usados en la música, por ejemplo como pausa y antesala de una
subida en el tono o en la intensidad de una melodía, hay obras musicales sin
voz o sin palabras que también transmiten mensajes y emociones de una forma
universal, como la música de las bandas sonoras de las películas. ¿A qué adivinas
fácilmente el título de la película a la que acompaña esta bella música?
"El oboe de Gabriel, La
Misión"
Otro tema muy
recomendable es este que forma parte de La Leyenda de Terramar
("Earthsea"), una película estadounidense basada en la literatura
de Ursula K. Le Guin y que mezcla fantasía, magia, aventuras e incluso
símbolos, moralejas y metáforas que abundan en lo emocional y psicológico. Esta
se escucha al final de la película, coincidiendo con el momento en el que el
dominio del mal y la desolación dejan paso a la luz y al resurgir...
Jeff Rona
es el autor de la Banda sonora de la Leyenda de Terramar.
A pesar de lo dicho sobre
la importancia de tener un tiempo también para la pausa y el silencio, no he
dejado de visitar este blog, quizá esta vez más para uso personal, escuchando
las canciones y leyendo las palabras que un día pretendían ser bálsamo e
inspiración para otros, pero que tanto bien me han hecho en momentos críticos
por los que todos pasamos de vez en cuando, más aún en ciertas situaciones
cercanas al límite. Los días y los meses pasan... lo que no cambia son las
muchas ganas de vivir guardadas deseando ser liberadas, buscando como las
semillas sepultadas bajo la nieve o hundidas en el barro la oportunidad de
poder ver la luz de la primavera. No siempre es fácil poner palabras a lo que
sentimos. Pero la música siempre es esa herramienta de comunicación
inigualable, ese lenguaje que conecta con lo más profundo de nosotros mismos y
de los demás que es capaz de inventar un idioma nuevo que trasciende fronteras,
como el de la letra de esta canción compuesta por Karl Jenkins. Los sonidos
vocales no pertenecen a ningún idioma conocido, ¿qué significan para ti? ¿cuál
es la fuerza y la emoción que te inspira este tema?
Adiemus,
Songs of Sanctuary de Karl Jenkins.
Quiero dedicar esta entrada del
blog especialmente a aquell@s que quizá lo hayáis podido echar un poco en
falta, pero también a todos los que os hayáis encontrado con él quizá sin
esperarlo, especialmente si os encontráis ante un nuevo comienzo. No existe el
momento perfecto para emprender nada, de hecho después de virus mortíferos,
nevadas históricas, extensos ríos de lava devorando casas con sus
historias y recuerdos; tormentas inéditas de polvo sahariano y hasta una
horrible guerra más, esta vez a las puertas de nuestro entorno, no
resulta precisamente fácil respirar del todo aliviados después de
una sucesión de momentos más que tensos que amenazan con teñir de sombras e
incertidumbres el día a día de los hombres y mujeres de nuestro tiempo y quizá
también el horizonte de las nuevas generaciones...
Como la flor prometida, Luz Casal
Pero la vida sigue y entre
obstáculo y obstáculo de vez en cuando necesitamos ese ratito para nosotros
mismos, mientras meditamos, paseamos, hacemos deporte o viajamos. La música
puede favorecer, en el momento y en el lugar más insospechado... la creatividad,
la inspiración, la fuerza para resurgir y para resistir con esperanza o para
decir adiós con dignidad antes de seguir adelante... el ejemplo de algo así
casi lo puedes tocar en el siguiente vídeo que ha dado lo vuelta al mundo; es
impresionante lo que hace y cómo lo hace esta pianista ucraniana mientras
interpreta esta pieza de Chopin sobre el piano de su casa en ruinas...
La Rendición Final, Chopin.
Después de todo lo vivido, más
tarde o más temprano llegará el tiempo de volver a sentir la energía de
aquellas canciones que te hacían renacer de tus cenizas o el momento de
componer nuevas canciones para celebrar tu fortaleza, tu resistencia y tus
muchas ganas de vivir. Podemos intentar remontar el vuelo calentando motores
con la bellísima voz de Andra Day interpretando esta canción tan inspiradora en
este cuidadísimo vídeo...
Rise up,
Andra Day
Podemos terminar de despegar con
esta canción que sigue, la cual fue interpretada primero por Sia y después
por Celine Dion. Yo te comparto una versión bastante animada que espero
te ayude también a encontrar la mejor versión de ti mism@.
Celine
Dion, Loved me back to life
Yo me despido ya, encantado de
volverme a encontrar contigo, con muchas ganas de sentir la vida en las
circunstancias que me ha tocado vivir, con muchas ganas de celebrar todo lo
bueno sin olvidarme de los que han sufrido y aún siguen sufriendo en este mundo
imperfecto, pero tan rebosante de pequeños milagros que animan a seguir
ayudando a florecer lo mejor del ser humano aún en medio de la
adversidad. Ojalá que después de los golpes y los tropiezos de la
historia de cada una de nuestras vidas y de la historia de este mundo, podamos
resurgir con la fuerza de nuestra inocencia original, alzados y abrazados por
la amistad y la confianza, a veces perdida, en nosotros mismos y en la
humanidad.
Zurcaroh, Dance Group en Got TalentAmerica
Deseo que todas tus vivencias
sean para ti motivo de aprendizaje, que tu presente esté en paz con tu pasado y
que tu futuro esté lleno de esperanza y de sentido. Tal vez esto sea posible
guardando con paz en el corazón todo lo vivido, asumiéndolo pero con
agradecimiento por la sabiduría adquirida y con las manos abiertas para dejar
de aferrarse a lo antiguo y así poder abrirse a las nuevas oportunidades que
los nuevos tiempos también traerán consigo. A veces la vida nos pone a prueba
para evolucionar y para comprender lo que aún no sabíamos, pero seguro
que en ese proceso encontrarás algunas luces que te guíen y te señalen
las pistas para continuar con la letra de tu propia canción. Y seguro que
alguna canción se cruza en tu camino para darte el impulso necesario en el
momento preciso, rebotando en tu pecho con un millón de emociones ascendentes
dispuestas a derretir el hielo y las capas de tristeza o miedo que hayan podido
congelar, por un tiempo limitado, los millones de sueños que todos guardamos en
lo más profundo de nuestro ser. Quizá en este blog puedas coincidir con alguna
de esas canciones. Unidos por la música, siempre que así lo quieras, volveremos
a encontrarnos por aquí,
Esta es una de las entradas de blog correspondiente a los principios del verano del 2022, que adapto a este formato para tenerlos todos en el mismo, después de que por problemas técnicos no pudiera seguir escribiendo en el formato inicial.
¡Hola! ¿cómo estás? Espero que mejor que yo. Cuando ya me sentía libre después de un largo periodo de trabajo y estudio que no me permitía disponer de mi tiempo libre como yo deseaba, voy y cojo (o me coge) el dichoso virus, justo cuando iba a cantar en un concierto con hoguera de San Juan incluida y poco después me iba a ir de vacaciones. Después de los primeros días de mayor malestar, me planteé qué hacer en mis horas de aislamiento y qué tipo de música sería bueno escuchar en este momento de bajón físico y un poco anímico, la verdad. Y aunque al principio no tenía la cabeza para muchos sones, no al menos muy "moviditos" ahora mismo con un poquito de paracetamol de por medio estoy dedicando esta entrada de blog a todos aquellos que por una u otra razón hayáis tenido que postergar vuestros planes de vacaciones, especialmente para l@s que les hayan tenido que tocar las narices, con tests de antígenos o PCRs...
Lo bueno de tener más tiempo para estar en tu habitación, ya que por mi trabajo no puedo teletrabajar ni entrar en contacto con mis usuarios, es que puedes redescubrir pequeños tesoros, que desde el punto de vista de un antropólogo podrían considerarse como vestigios históricos reflejos de otra época, tanto a nivel cultural como emocional. Estoy hablando de casetes y CD's de música de otras décadas, pues yo ya tengo más de una y más de dos 😏, vamos, que estoy en mis " 'taitantos ", como decía una conocida cómica... Y entre esas bandas sonoras de otra época, seguro que a muchos les suena la de una película "La princesa prometida" que era relatada por un abuelo precisamente a su nieto enfermo en la cama para hacer más llevadera su recuperación. La música instrumental puede ayudarte a relajarte y a leer alguno de esos libros que llevas tiempo queriendo abrir o continuar pero que por el ritmo del día a día no te ha sido posible terminar. Eso si no te vienes arriba y como a Miguel de Cervantes en su cautiverio no te da por escribir tu propia historia. Bromas aparte, esta canción de finales de los 80 con Mark Knopfler a la guitarra y en la voz de Willy Deville, está ligada en la memoria de much@s, por ser su tema principal, a la mencionada película, que también puedes aprovechar para ver o rememorar ahora que quizá forzosa o libremente tienes más posibilidad de estar en reposo.
Cuando ya hayas aceptado que estás en el momento y en el lugar que te toca vivir y hayas decidido que hasta puedes disfrutar de este pequeño retiro que la vida te pone por delante, no te olvides de cumplir con el tratamiento aconsejado por el médico hasta que te restablezcas completamente para evitar complicaciones innecesarias y trata de sacarle, en lo posible, partido a esta situación, seguramente inesperada. La música tiene ese poder para ayudarte a revivir sensaciones de otros tiempos y lugares, de hecho existen estudios probados en personas mayores sobre los efectos beneficiosos que para su salud tiene el escuchar música propia de su época de juventud, tanto para estimular la memoria como para experimentar el recuerdo de la vitalidad de antaño.
Y si además estás aislado o no te puedes mover mucho, la magia de la música, que es una armonía de tantos sonidos de diferentes instrumentos y además hoy en día más que nunca, una mezcla de tantas culturas, te puede rescatar del aburrimiento e incluso darte alas para viajar más allá de las cuatro paredes de tu dormitorio desafiando con tu pensamiento las leyes del espacio y del tiempo...
En momentos así, me siento agradecido a la música y a los artistas que de alguna forma nos acompañan y nos alimentan y curan un poquito el cuerpo y sobre todo el alma, algo que se nota sobre todo en determinadas ocasiones, en las que más echamos en falta esa compañía y ese abrazo capaz de transcender y acariciar nuestro interior. No hay nada más bonito que sentir esa inspiración dentro de ti o en la mirada de quien escucha, por el arte y la palabra propia o de otros, llenando de sentimiento un tiempo intensamente vivido. Aunque me habría encantado no perderme ni uno solo de mis propios conciertos, todos entendemos que lo primero es la salud, y más cuando se trata de enfermedades contagiosas que aún no terminan de ser benignas para todo el mundo. En fin, "Así es la vida..." como cantaría Camila Cabello... En mi caso, deciros que me voy sintiendo mejor, aunque reconozco que es un rollo, pero que con suerte será pasajero y me ayudará a valorar aún más esa posibilidad de poder cantarle a la vida, deseando que sea más pronto que tarde y si es en vuestra compañía, pues mejor que mejor.
En una de mis últimas actuaciones, que se enmarcaban dentro de una celebración intercultural y que era en parte un reflejo de las posibilidades de cruzar fronteras a través del arte, entendí el significado de lo que ya había escuchado con anterioridad, algo así como que el encuentro con los demás es como un baile, en el que se puede disfrutar de la alegría, pero siempre con el cuidado de respetar el espacio del otro para no pisarle. Así que lo dicho, cuida y cuídate... Un saludo cariñoso para los que a estas horas estaréis bailando en las verbenas de las festividades de los pueblos, hoy me acordaré especialmente de las fiestas del mío, en las que este año, que prometía ser diferente aunque en otro sentido, no podré estar para gritarle un ¡viva! a la Virgen de Consolación, patrona de Ballesteros de Calatrava🙏🌹🌹🌹.
Aún así, deseo de 💖 que vivas un feliz verano, que te cuides y cuides de los demás, con respeto a las distancias en carretera y también en los espacios más cerrados, con aquellas personas que puedan necesitar de una mayor consideración por sus circunstancias particulares. Que tus encuentros y reencuentros sean felices y que nunca, o al menos no por mucho tiempo, dejes de cantarle a la buena vida que te está esperando...
Hola! ¿Cómo estás? Si alguien me hubiera hecho esta
pregunta en el momento en que me planteé escribir sobre el tema del que quiero
hablarte a continuación, probablemente no habría podido articular palabra o lo
más que te podría haber dicho es que estoy totalmente en blanco... con el susto
en el cuerpo a la vez que lleno de admiración por la tarea de todos esos padres
que dedican sus esfuerzos a criar y a ayudar a crecer a sus pequeños con todo
el amor de su corazón pero probablemente tentados a sentir todos los temores
del mundo por sus hijos. Me acababa de despertar y vi el titular de una noticia
que me impactó: un suicidio de un menor que al parecer estaba relacionado con
su voluntad de seguir a ultranza una serie de arriesgados retos a través de
redes sociales, el último de los cuales consistía en suicidarse lanzándose
desde la ventana del piso donde vivía, lo cual provocó su muerte inmediata y el
desgarro de una familia que leía atónita una nota de despedida después de haber
escuchado el estruendo provocado por el golpe del cuerpo de su criatura contra
el suelo.
Si todavía eres capaz de
seguir leyendo, imagino que te preguntarás algo parecido a cómo es esto
posible opor qué suceden estas situaciones que provocan
un dolor de una forma tan incomprensible y absurda... ¿En qué momento puede
decidir una persona buscar tal refuerzo social que un desconocido logre el
control de su mente de una forma tan brutal y tan destructiva?
Está claro que el
conocimiento es poder y tener acceso a internet puede ser una experiencia útil
y enriquecedora que te puede aportar aprendizaje a través de cursos on-line o
videos sobre cómo hacer deporte en casa, cómo preparar un postre o sobre cómo utilizar
una determinada máquina, cómo aparcar el coche en paralelo, dónde se encuentra
la correspondiente oficina de atención al ciudadano, a qué hora abre la
farmacia de guardia más cercana o simplemente cómo hacer una pajarita de papel
para tu hijo. Sin menospreciar todo esto y todos los ejemplos que se nos puedan
ocurrir... parece que por algún tipo de costumbre adquirida en algún momento de
nuestra infancia, ya sea como búsqueda de aprobación o por miedo a perderla,
muchas veces vamos buscando agradar a los demás, sin plantearnos si realmente
todo lo que hacemos nos agrada a nosotros mismos o solo lo hacemos para
conseguir un poco de atención, algo bastante favorecido por muchas redes
sociales que las nuevas tecnologías nos ofrecen y que premian el contenido
breve y superfluo de una foto que intente ser llamativa, un video que provoque
atención, un titular escandaloso al margen de que la información esté
contrastada, etc, etc, etc... ¡Qué hazaña convertirnos en trending topic, o
conseguir 100 seguidores más en un mes!
¡Ojo! Todo esto
de la fama tiene una parte hasta cierto punto legítima; te habla alguien a
quien le gustaría poder dar a conocer sus canciones, pensando en que el
arte y la cultura pueden ofrecer un servicio al desarrollo de la sociedad en la
que vivo y en la que viven y vivirán en un futuro, cuando yo ya no esté,
personitas que me importan y que desearía sobre todo que se encontraran un
mundo acogedor y que lo que sembramos hoy pueda alimentarles y darles sombra y
cobijo mañana cuando quizá de mí solamente el mensaje de mis canciones pueda
abrazarles, inspirarles y alumbrarles un poquito el camino que ellos decidan
caminar... Pero en nuestros intentos de llegar a darnos a conocer a los
demás... ¿Quiénes son esos modelos o iconos a los que sin darnos cuenta
queremos seguir? ¿Quiénes son esos nuevos héroes del siglo XXI a los que en la
medida de lo posible nos gustaría emular hasta asemejarnos completamente a
ellos, intentando marcar la diferencia mientras no llevamos a cabo nada
especialmente distinto a lo que el resto del grupo hace cuando sigue la
tendencia que la moda uniformadora nos marca a todos al unísono? ¿ Nos
preguntamos lo suficiente... quién quiero ser yo... por qué y para qué?
Es difícil imaginar otro
modo de hacer las cosas si las redes sociales, los medios de comunicación, el
ambiente de las escuelas o incluso el de nuestras familias parece estar
impregnado de esa superficialidad materialista que constantemente bombardea, da
forma o más bien deforma nuestras mentes, máxime si estamos hablando de
chavales que han nacido en la era digital y que, aunque con excepciones,
normalizan que la persona más "prestigiosa" de su país pueda llegar a
ser alguien que tiene un bonito cuerpo aunque no haya dedicado mucho tiempo a
estudiar o a pensar en los temas más profundos de la mente o del alma humana.
¿Qué esperamos de un país en el que un futbolista o un concursante de un
programa que vende su intimidad obtiene más repercusión y más dinero en menos
tiempo que un profesor o que un médico? Señores y señoras, nos están
convenciendo de que ser inteligente no sale rentable o eso es lo que quieren
que pensemos... Una sociedad así es más fácil de manejar ¿verdad? Pero hablando
de influencias... ¿qué hacemos nosotros con nuestros niños y jóvenes para
convencerles de que no es así? ¿Qué clase de educación les damos? ¿Apoyamos a
los profesores o les cuestionamos aún antes de haber escuchado su versión ante
la mínima queja de nuestros hijos? ¿Predicamos hábitos saludables con nuestro
propio ejemplo? ¿Les hacemos sentir acompañados o les dejamos salir solos a las
peligrosas calles y avenidas del mundo de youtube y los videojuegos en red?
¿Les exigimos mucho pero les premiamos poco cuando hacen lo que supuestamente
deben? ¿Dónde están los héroes y modelos a imitar? ¿Qué y a quién recompensamos con palabras y con hechos?¿Cuántas veces te
atreves a decir: bien hecho, buen trabajo?
Educar es una tarea
complicada y como ya te habrás dado cuenta existen muchos factores y agentes
ambientales tratando de ejercer su influencia sobre lo más bonito que un ser
humano puede llegar a crear. Mucho más que cualquier trabajo, mucho más que
cualquier obra de arte, novela, tratado científico o filosófico, canción, video
o fotografía... el nacimiento de un niño, o el ayudar a crecer y a dar vida a
través de nuestros cuidados, eso parece lo más bello que podemos llegar a
realizar en esta vida y todo eso es imposible sin devoción y sin amor. Dar vida
a través del alimento, de los cuidados médicos, de la formación académica pero
también de la educación de las emociones... ¿qué puede haber más apasionante y
qué puede llenar más de sentido el tiempo de nuestra vida?
Por todo esto, espero
que no te enfades conmigo si alguna vez me lo pienso dos veces antes de dar un
me gusta en una fotografía de la que se puedan deducir datos que afecten
sensiblemente a la intimidad de una persona, especialmente si se trata de
menores. Tenemos que darles tiempo y educarles antes de que se zambullan en el
mundo de las redes sociales. En la vida hay tiempo para todo y la casa se
empieza por los cimientos, ya llegará el momento para lo más accesorio.
Para mí el reto que
merece la pena atreverse a emprender es ser un poco más libre en un mundo en el
que no todo es azar y en que el que tratan de diseñar nuestras vidas y
debilitar nuestras mentes para favorecer los intereses de personas que hoy nos
hacen adictos a una aprobación casi inmediata, para mañana esclavizarnos con
drogas, consumismo, impulsividad y en definitiva ignorancia, falta de
conocimiento y de libertad.
Para conocer la verdad
es imprescindible conocer nuestro propio mundo interior. Para mí el arte, la
poesía y concretamente la música es ese lenguaje y esa herramienta capaz de
ayudarme a comunicarme conmigo mismo y también a expresar lo que llevo dentro.
La música puede concienciar, motivar, transmitir fortaleza, ánimo y amor a las
personas y a la vida. Que tu tiempo sea un canto a la vida y que nunca se
apague la voz de tu corazón. Con mis mejores deseos te mando ánimo y fuerza en
estos tiempos que nos ha tocado vivir y, con cariño, te dedico estas canciones no sin
antes pedirte, como siempre que: ¡Nunca dejes de cantarle a la vida!
Esta es otra adaptación al formato inicial de mi blog, una entrada creada originalmente en la primavera de 2021, aquí rescatada junto al resto como recuerdo de una época que supuestamente nos daría la lección y enseñanza suficiente como para "salir mejores" de aquello...
¡Hola! ¿Cómo estás hoy? Dentro o fuera, con planes de salir o probablemente sin mucha perspectiva de recorrer grandes distancias por el momento, espero que tengas a tu alcance un pequeño respiro que te permita alzar la cabeza de tus quehaceres y que te ayude a descansar y abandonarte un poco en los brazos de una agradable melodía... Después de todo lo pasado... se agradece:
Y es que los últimos meses han caído sobre el mundo como una guerra silenciosa cuyo fin todo el mundo anhela.
Suerte que la música siempre pudo traspasar fronteras y "trincheras", con canciones que tal día como hoy hace un año, sonaban en la radio e iluminaban la oscuridad con una luz cegadora y con un sonido que impulsaba a aventurarse en el camino y acompañaba en el trayecto a los puestos de algunos trabajadores con tareas que seguían siendo esenciales y se ponían, en el mejor de los casos, al volante para evitar el contacto personal en el transporte público, encontrándose con carreteras y calles prácticamente deshabitadas, con un vacío y un silencio más propio de aldeas y pequeños pueblos que de grandes capitales que parecían estar siendo tomadas por animales cada vez menos tímidos y por maleza y plantas cada vez más silvestres.
Desde entonces hasta ahora hemos estado aguantando mientras buscábamos de una forma u otra una escalera al cielo, como cantaban Lez Zeppelin o Barón Rojo, esperando con ansia la llegada de una primavera que trajera nueva vida y nos permitiera ver un poco de esperanza al final del túnel, alguna señal que llegara para anunciarnos una nueva etapa de felicidad y prosperidad para el mundo. Parece fácil estar preparado y dispuesto para dejarnos encontrar por tiempos mejores...
Pero... aunque es fácil escuchar lo que queremos oír y no siempre nos gusta ver toda la realidad en su conjunto, todo lo vivido, después de varias olas y picos de incidencias con ventisca polar arrasadora de por medio incluida... alguna lección podremos sacar de nuestros puntos fuertes y también de nuestras debilidades; ¿se trata solo de echar la vista atrás y aprender tras doce meses que algunos han vivido como si hubieran sido doce años... ? Porque ya deberíamos saber que la historia, para bien o para mal, se repite, y más en el caso del ser humano, que tiene la mala costumbre de tropezar varias veces con la misma piedra. Hace un siglo, tras una gran guerra y también una pandemia mundial, muchos desearon vivir intensamente unos felices años 20, cosa que entiendo y comparto con las ganas de vivir y revivir que todos tenemos... Una vez que las vacunas más eficaces hayan llegado a todos los rincones de la Tierra, todos nos vendremos arriba y nos sentiremos en lo más alto...
Las catástrofes, las guerras, las pandemias, las crisis económicas, dejan tras de sí una estela de ruina y desolación que conviene reparar para salir todos con buen pie y que la celebración sea completa. Si al salir de esta situación, unos celebran mucho mientras otros que sin culpa han visto como sus sueños se rompían y sus proyectos se desmoronaban no encuentran demasiado que festejar, la sensación de injusticia y de abandono puede desembocar en una huida a la desesperada hacia los brazos de cualquiera que pueda aparecer, aunque sea falsamente, como un salvador, mesías, o caudillo... Las ruinas de la primera gran guerra fueron los escalones que nos condujeron a la segunda... De esta crisis más vale salir todos juntos, pues no sería la primera vez que a la desgracia le da por no venir sola. Es triste que cuando empecemos a descender en la escala del peligro y del riesgo que ahora nos mantiene alerta, nos olvidemos de lo importante que nos parecen ahora la solidaridad, la investigación, el sistema sanitario, los servicios sociales o un sistema educativo que realmente sirva para acabar con la desigualdad y dar oportunidades para trabajar y ganarse la vida a cualquier persona, sean cuales sean sus orígenes o circunstancias al nacer. Si no ponemos toda la conciencia, la mente y el corazón en hacer todo aquello que se supone nos propusimos para salir mejores de ésta, entonces, una vez más, no habremos aprendido nada y no será suficiente con dejarnos llevar por la inercia. Para disfrutar de una buena actuación hay que trabajar la técnica y el mensaje de las canciones... para recoger primero hay que sembrar... entonces y solo entonces se podrán cosechar verdaderos éxitos y espectáculos de los que son dignos de ver y oír:
La primavera es tiempo de luz. La luz nos da seguridad al andar, nos transmite alegría y nos conforta después de la fría oscuridad. Espero que disfrutes cada vez más de esta primavera, en lo estacional y en lo histórico, que dejemos atrás unos meses muy largos y duros para todos y que ayudemos a la luz a entrar en nuestra mente, en nuestro ánimo, en nuestras casas, trabajos, pueblos, regiones... que la luz ilumine nuestras decisiones y las de las personas con mayores responsabilidades, para que este mal de muchos se convierta en consuelo de todos, todos unidos en la adversidad y también en la prosperidad de una civilización que necesita tener motivos para creer en ella y no decaer ni morir por falta de ideales, de buenas prácticas y de esperanzas para seguir construyendo. Ya queda menos para que nuevamente volvamos a hablar de los temas habituales, como antes pero como nunca, si es que hemos aprendido a valorar lo que realmente tiene importancia, lo que verdaderamente es riqueza y éxito, lo que nos llena por dentro de fuerza y energía. Te mando un abrazo con cariño y con alegría, pues a pesar de haber llorado en ocasiones y hasta de haber tenido miedo a abrir la boca por evitar contagiar... todavía no han desaparecido mis ganas de seguir cantando... muy pronto volveremos a bailar y a entonar juntos canciones de amor a la vida...
Hooolaa!
¿Cómo estás? ¿Todo bien, amig@? Deseo que así sea, que la salud te esté
acompañando y que no te falte el ánimo ni tampoco la tranquilidad, pues en
general todos somos en el fondo gente de paz, ¿no es así? O quizá no siempre lo
tengamos tan claro...
En la vida
se dan circunstancias que parecen requerir de nosotros ciertas dosis de lucha y
de espíritu combativo. La cuestión es... ¿por qué y para qué luchas tú?
J.R.R. Tolkien, el autor en cuya obra se basan las
sagas de películas de El Hobbit y El Señor de Los Anillos, fue un hombre que
vivió durante las dos grandes guerras mundiales, participando militarmente en
la primera de ellas y todo esto supone una influencia que se refleja en
sus libros de ficción y fantasía, los cuales contienen muchos paralelismos y
símbolos que tratan sobre temas relacionados con el medioambiente, la ética y
por supuesto los conflictos bélicos, algo que se desprende de frases memorables
de sus personajes, como una del sabio mago Gandalf cuando, en la película
"Un viaje inesperado", al entregarle a Bilbo una pequeña espada
élfica, le habla sobre el verdadero coraje, que en las palabras pronunciadas
por este personaje tiene que ver no tanto con " sabercuándo
quitar una vida, sino saber cuándo perdonarla". Gandalf también
intenta mediar poco antes de la Batalla de los cinco ejércitos, también dentro
de la historia de El Hobbit, para que Elfos, Enanos y Hombres sepan conjurar el
peligro de un enemigo común que está a punto de amenazarles con un combate tan
inesperado como letal. Ya en el Señor de los Anillos podemos ver otras frases
célebres, como el discurso de Aragorn, que trata de arengar a las tropas
de los distintos reinos libres de hombres de la Tierra Media que aún no se han
dejado doblegar por el control del señor oscuro.
Todos tenemos dentro de nosotros un empuje, coraje de
vivir o afán de supervivencia, que convive con una fuerza aparentemente menos
activa, más tierna, relacionada con la voluntad de amar y dejarse querer, de
confiar, recibir y agradecer aquello que la vida nos brinda y nos ofrece. A
veces parecen fuerzas antagonistas, sobre todo cuando nuestra mente se
desestabiliza y las ideas que ocupan nuestro pensamiento transforman nuestro
instinto de supervivencia en algo que deja de ser natural y se convierte en violencia
cuando vemos al otro con los ojos del enemigo y sobre todo cuando se nos olvida
que la "gente" son personas como nosotros, no bichos ni masa. También
nos puede pasar que convirtamos, más o menos conscientemente, nuestra supuesta
ternura en dependencia excesiva; en una excusa para manipular, dar pena o
posponer aquellas cosas que quizá desearíamos hacer pero no nos atrevemos por
considerarlo inapropiado para nosotros o fuera de nuestro alcance, pero que no
nos importaría que otros hicieran en nuestro lugar. El exceso de agresividad o
la de falta de valentía para cumplir con los retos que nos corresponde encarar
pueden ser fuente de conflictos e injusticias. ¿Qué tiene más valor: la
lucha o la esperanza, la fe o la razón, la inocencia o la madurez, la fortaleza
o la sensibilidad, lo supuestamente masculino o lo supuestamente
femenino...?
¿Por qué es importante responder a esta
pregunta? Porque si tu sensibilidad no hace las paces con tu fortaleza te
será más difícil tener la paz suficiente para no juzgar de la peor de las
maneras al que aparentemente es digno de ser considerado como "malo"
y digno de castigo y tampoco tendrás el nivel de valor necesario para
enfrentarte adecuadamente a la raíz de una opresión injusta. Si consigues
abrazar con comprensión tus momentos de fragilidad y tus momentos de ira, esta
comprensión te permitirá hacerte más fuerte con la experiencia y atemperar tu
dolor y tu rencor. Si tú estás en paz contigo y aceptas tu lado
"fuerte" y tu lado "débil" sabrás usar con mayor equilibrio
aquello de lo que la naturaleza te ha dotado y que bien usado no tiene porque
ser dañino ni para ti, ni para los demás. Aceptamos o rechazamos en otras
personas, lo que hemos aprendido a aceptar o rechazar en nosotros mismos. El
juicio que olvida al otro como ser humano, nunca puede ser un juicio justo.
Hasta que no aprendamos a ver en nuestro interior nuestra dignidad humana, será
complicado poder tratar con esta dignidad a las personas con las que hablamos o
de las que opinamos cada día. Es difícil o raro que no haya conflictos entre
padres e hijos, entre jefes y subordinados, entre hombres y mujeres, entre
ideólogos o políticos de un signo o de otro... pero la lucha y los medios que
empleamos en el combate del día a día, nos plantean si creemos que tenemos un
corazón para amar y ser amados y si estamos dispuestos a hacer las cosas importantes
unidos para bien de todos, con honor y sobre todo por amor. ¿Fácil? No lo
parece para nada ni para nadie, pero ¿vale la pena... te compensa seguir
intentándolo, aunque sea solo por hoy... que es al fin y al cabo el único
momento que posees? Solamente tú puedes responder a eso, tú decides...
Y hablando
de luchas y de fuerzas que no siempre encuentran la forma de darse la mano, aún hoy seguimos viviendo tiempos complejos en los que encontramos división de opiniones sobre
política, ciencia, salud, economía... En estos momentos de incertidumbre mando
mucho ánimo a todos los que siguen sufriendo las secuelas, daños y consecuencias de aquella no tan lejana pero desoladora pandemia, en su salud o en su forma de vivir y de ganarse la
vida.
Quiero darle las gracias a todas las personas que me
apoyan en lo que hago, especialmente con ocasión de los conciertos en los que tengo la ocasión de disfrutar en primera persona sobre el escenario de la bendita música, cuya patrona es Santa Cecilia, cuando he recibido
felicitaciones públicas y privadas y ánimo para seguir luchando por dar a
conocer ese lado sensible, aparentemente frágil o accesorio para algunos, que
es la música, pero tan esencial para explicar muchos
momentos en mi vida, que me han conectado conmigo y con los demás. En esa
supuesta "lucha", puedo decir que felizmente la ganadora ha sido
ella; pues la música siempre ha salido a mi encuentro, desde que tengo uso de
razón ha llenado mis días y mis noches, despierto y a veces también en sueños:
las casualidades, los encuentros con acontecimientos y personas siempre
me llevan a encontrarme con ella y ella tiene la costumbre de ponerme en
contacto con los demás. Gracias a todos por estar ahí, gracias a la música por
sacar tanto de mí, mi parte más valiente y también la más tierna... y gracias a
Dios y a la vida por permitirme tocar las emociones, viajar a mi interior y
salir fuera de mí y unir mi mente con mi corazón, mi fragilidad con mi
fortaleza, mi vida interior con mi vida social, mi lado terrenal con mi parte
espiritual, mi razón con mi intuición, mi amargura y mi dulzura... La música es
un instrumento de paz interior y exterior (ya conocerás el dicho de que la
música amansa a las fieras) y es la mejor receta para llenar de sabor
todo lo que vives. No te rindas, aunque a veces te parezca que te
encuentras ante un cierre de telón o ante un adiós sin retorno, solo el tiempo
te podrá desvelar si no estás simplemente ante al final de un capítulo
que acaba en un CONTINUARÁ... La historia sigue y el espectáculo continúa. Así
que, ya sabes... nunca dejes de cantarle a la vida...
He aquí otro recuerdo de mi blog, éste de principios de 2021, adaptado al formato de blog con el que me siento más cómodo para expresarme y que por diversas circunstancias tuve que dejar de usar en aquel momento; lo rescato ahora para poder dar continuidad a una lista sucesiva con todas las entradas de forma agrupada que facilite el acceso rápido al total de ellas.
Hola amigos!
¿Cómo estáis? Deseo que os encontréis bien, dentro de los altibajos que las
circunstancias de estos tiempos nos traen y que afectan a veces al día a día de
cualquier persona, cualquiera como yo que también he tenido que atender a
ciertas emergencias que han demandado de mí tiempo y energía
considerables y que no me han permitido seguir mis planes tal y como los había
trazado, incluyendo mi humilde contribución en este blog de música y emociones,
que intento ofrecer al menos una vez al mes y que en estos últimos meses ha
sido tan irregular como la montaña rusa existencial que todos hemos
tenido que arrostrar desde que, prácticamente hace un año, empezaron a saltar
las alarmas de lo que se nos venía encima con el brote -epidemia- pandemia de
esta especie de plaga maldita en la que se ha convertido el coronavirus
Covid-19 con sus distintas cepas y mutaciones...
Ante estas
dificultades cada uno hacemos lo que creemos que podemos hacer, en general...
porque a veces la implicación de algunos es nula o inexistente. A pesar de las
decepciones y de mis momentos de rebeldía e indignación, al final siempre he
llegado a la conclusión de que la energía más poderosa de este mundo es el amor
que ponemos en lo que hacemos y quiero seguir pensando así... porque ese amor
que otros pueden llamar devoción, entrega, vocación, empatía, estima o respeto
es una cualidad humana que impregna de belleza los jardines, las pinturas,
esculturas, edificios, poesías, canciones, recetas culinarias, métodos de
enseñanza o cualquier otra cosa que queramos hacer con cierto grado de maestría
y cuidado... sin cariño, lo que realizamos pierde sabor y luz, pierde sentido,
porque somos personas cuyas acciones acaban dejando huella en la vida de otras
personas iguales en dignidad a nosotros, iguales también en fragilidad, algo
que recordamos especialmente cuando tienen lugar catástrofes o grandes males comunes...
Todos venimos al mundo de la misma manera y todos nos iremos igual...
Somos
seres gregarios que salimos adelante en grupo como sociedad... o directamente
no salimos. Nuestras acciones pueden ejercer un efecto muy positivo en otras
personas y otros seres, pero también, llegados al extremo de la estupidez, de
la intolerancia, de la desidia, de la corrupción o directamente de las ganas de
hacer daño a otros, podemos ser la causa de nuestra propia ruina y de la caída
de nuestra civilización. Sin valores y sin ideales, sin ese amor a la
humanidad, se pueden llegar a cometer verdaderas barbaridades, cuando nos
olvidamos de que todos los seres humanos, piensen lo que piensen, crean en lo
que crean, vengan de donde vengan, posean lo que posean o tengan la edad que
tengan... son personas como nosotros, valen tanto como nosotros y no son bichos
que aplastar, ni paja que quemar, ni basura que tirar, ni trastos que
desguazar, ni dianas contra las que disparar.
Hablar de valores e ideales ¿es poco importante? Yo creo que todos
necesitamos de un tiempo para darnos cuenta de lo importante que es saber qué
es lo que guardamos dentro y de saber qué queremos hacer con nuestras
decisiones, pues corregirse a tiempo es algo necesario para mejorar la calidad
de nuestras vidas, ya que tanto el ambiente como nuestros hábitos negativos
podrían llevarnos en último término a perder el norte y a descentrarnos de lo
realmente importante en nuestra vida. Quien piense que la ética no es algo
prioritario para una vida HUMANA, debería dejar aparcada cualquier carrera
profesional relacionada con la política, con la enseñanza, con la medicina, con
la religión, en definitiva con cualquier tarea que pueda suponer cuidar de los
otros. Al menos hasta caer en la cuenta de que tener resueltos o en vías de
solución nuestros "temas pendientes" es fundamental para poder
ofrecer la mejor versión de nosotros mismos a un mundo que a veces nos pide,
más que limosna, un verdadero regalo de aquello que quizá no nos sobra en
momentos en los que dar esa paz y ese amor cuando escasea afuera se convierte
en una tarea complicada, que requiere de mucho corazón y también de cierta
estrategia y formación, tarea que también requiere de cuidar al que cuida...
¿Te acuerdas de los aplausos a las 8...?
En este
mundo y en este país, sin ir más lejos, hay muchos que en su día iniciaron sus
estudios y proyectos profesionales con la ilusión y las ganas de ofrecer lo
mejor de sí, pero que se encuentran con que faltan medios y recursos para dar
una atención de calidad; esto puede llegar a ser muy duro cuando las
responsabilidades de unos y de otros afectan al bienestar psicológico y físico
de una persona o colectivo de personas, más concretamente, cuando la escasez de
personal o de material puede repercutir en la salud y en la vida de otros. Toda
mi solidaridad con todos los servidores públicos esenciales que se han visto y
aún hoy se ven cercados por el peligro del contagio, por el miedo a contagiar a
sus seres queridos, por la precariedad y la falta de medios materiales y
personales... Mucho ánimo a los médicos, enfermeros y demás personal sanitario,
ánimo a profesores y maestros, ánimo a los trabajadores de las residencias de
mayores, personas con discapacidad, personas sin hogar, policía, bomberos,
personal de mantenimiento y limpieza de nuestras calles, parques y jardines,
transportistas, repartidores, suministradores y vendedores de productos y
servicios básicos, etc... Ojalá la sociedad siempre sepa valorar las
dificultades a las que os enfrentáis cada día.
¿Sería mucho
pedir que los que tienen responsabilidades a la hora de suplir de medios para
prevenir y para corregir los problemas que nos afectan a todos, pudieran
recuperar la ilusión por dar un servicio público, poner los pies en el suelo e
interesarse por apoyar y ayudar a crecer el talento de nuestra sociedad:
médicos, profesores, investigadores científicos, educadores sociales,
cooperantes, artistas, etc...? ¿Es muy ingenuo pretender que los más altos
servidores públicos nos vuelvan a motivar, y de alguna forma, nos vuelvan a
inspirar y a enamorar?
Pero a veces
no parece ser suficiente pedir... los poderosos cobran a precio de oro la luz y
el gas con el que las personas se tienen que calentar justo cuando más frío
hace, las grandes compañías farmacéuticas suscitan dudas y sospechas a la hora
de honrar el compromiso del reparto de las vacunas incluso entre los países más
desarrollados y los políticos... ¡¡ay los políticos que aprovechan cada segundo
para hacer postureo y ponerse medallitas, autoproclamarse superiores mientras
desprecian al resto y se declaran incompetentes para trabajar en equipo hasta
por asuntos en los que nos va la vida...!! A veces queremos tener la esperanza
de que esta vez sí, que cumplirán sus promesas, que bajarán a la arena y se
mojarán... pero justo en el último momento saltan el charco y siempre se nos
queda cara de bobos sin serlo, porque una vez más nos hemos quedado sin la
solución definitiva cuando creíamos estar más cerca de lograrlo; esa
débil seguridad se nos cae a los pies y estamos a punto de derrumbarnos... o
casi... 😞
Casi
nunca dejo entrever en redes sociales donde vivo exactamente, ni qué estoy
haciendo en el momento preciso de publicar... ni pretendo significarme haciendo
un discurso ideológico o político... hoy por hoy, ese no es mi punto ni mi
papel en la vida. Yo suelo preferir ser una pequeña llama antes que un incendio
o una leve brisa antes que un huracán. Vaya por delante que no pretendo meterme
con nadie... a menos que la situación clame al cielo. Si apelo al poder de la
palabra en este día es porque existen en este mundo personas que por desgracia
no tienen apenas voz para hacerse visibles. Más cerca de lo que pensamos. Quizá
en el mismo corazón de este país, aquí en Madrid, en la capital de
España. Se ha hablado bastante, no sé si lo suficiente, sobre la
discriminación y el maltrato por diferencia de raza o de religión, acerca
del desamparo que el año pasado sufrieron los mayores en las residencias, con
quien me solidarizo completamente, y también de la pobreza y de la falta de
accesibilidad a las vacunas en el Tercer Mundo. Lamentablemente, mirando un
poco más cerca, podemos ver además que todavía aquí y en estos tiempos de
enfermedad pandémica, existen colegios donde aún no hay enfermeros... eso si
hablamos de nuestros niños. Si eso hacemos con los que serán el futuro,
¿qué no haremos con los que muchos ya han dado por perdidos, los desahuciados
de la sociedad, las personas sin hogar?
Para los
usuarios de los centros de acogida para personas sin hogar y sus cuidadores
afrontar una crisis sanitaria confiando en la protección de un estado al que se
presupone garante de una serie de derechos y de los medios para hacerlos
efectivos según la Constitución suena muy bonito... casi, casi como a
música en nuestros oídos...
Pero la
realidad es que, si bien en un principio se intentó dotar de refuerzos de
recursos personales y materiales a este tipo centros, los contratos expiraban,
las desinfecciones preventivas se dejaban de efectuar y así las cosas el final
del verano llegó, a la par que terminaban los primeros contratos de
personal de refuerzo... coincidiendo, con brotes afectando a usuarios y a
profesionales infectados entre agosto y septiembre del 2020, con el hotel
medicalizado para personas sin hogar cerrado durante semanas hasta poder tratar
y aislar debidamente a los usuarios de albergues que no cuentan con
habitaciones ni duchas individuales, por lo que es imposible evitar que
los contagios se extiendan al resto de residentes que, meses más tarde desde la
contención del primer brote, aumentaron en número bruscamente con la llegada de
la borrasca Filomena, que ayudó a disminuir la distancia y a aumentar el riesgo
de contagio. El segundo brote estaba más que cantado y a mediados de
enero del presente año 2021, el coronavirus, que no entiende de política, ni de
falta de previsión ni de borrascas heladoras, quiso volver a estos albergues
para ser un huésped más y sin mucha prisa por marcharse hasta la fecha
presente...
Como es
evidente, las medidas que estaban justificadas en marzo del pasado año por la
pandemia, siguen estándolo ahora porque el coronavirus que motivó su puesta en
marcha sigue entre nosotros, pero, aunque, después de muchos días y muchos más
contagios, algunos de los usuarios con casos positivos han podido ser
trasladados a un pequeño hostal, el hotel medicalizado requerido vuelve a no
estar disponible, en un momento del año cuya llegada todos temíamos y justo
cuando se oye hablar de nuevas y más contagiosas cepas, como la británica.
Cuando cualquiera de nosotros tenemos síntomas leves ya supone una situación
bastante comprometida pasar el covid en casa, sobre todo cuando vivimos con
otras personas y sobre todo si estas son de alto riesgo por su edad o patologías
previas. Las personas sin hogar de estos albergues, donde viven un número
considerable de usuarios, requieren de una supervisión especial y el
dispositivo para que pasen el covid cuando se trata de síntomas leves implica
la labor de profesionales que puedan atender sus necesidades de apoyo para
adaptarse. Todo esto también suena a sentido común, casi no hace falta ni
recordarlo, como los bellos artículos de nuestra Constitución de 1978,
entre los que vienen a mi memoria los que hablan de derechos como los de igualdad,
de petición, de salud, bienestar de la tercera edad, o de la tutela de
los derechos mencionados por parte de los poderes públicos y del
compromiso del Estado para hacerlos efectivos (Art. 9.2,
Art 14., Art. 29, Art. 43, Art. 50,
Art. 53, Art 54, etc...) y no dejar en el terreno de la
ficción o de los cuentos de hadas asuntos que se supone rigen la forma de
funcionar de todo un país civilizado y defensor de los Derechos Humanos.
Dicho
esto... cuando la historia se vuelve a repetir y después de haber pasado ya por
un primer brote, yo no me dejo de preguntar ¿por qué si todos somos iguales
ante la ley no se dispone del dispositivo medicalizado para personas sin hogar
listo a tiempo para contener el segundo brote mientras hay presidentes o
presidentas autonómicas que se pueden permitir ir hasta a uno de lujo? ¿Dónde
está el espacio de los grandes hospitales de campaña o el gran espacio de los
hospitales de nueva creación para las personas con síntomas leves de
coronavirus que no tienen hogar para aislarse o que conviven en una habitación
o albergue con muchas más personas, al igual que tantos mayores de residencias
no medicalizadas ni medicalizables ? ¿Por qué, si el virus no se ha erradicado,
meses después, la Administración, en vez de prevenir, solo vuelve a
desinfectar cuando surge otro brote igual que el que reza a Santa Bárbara
cuando truena? ¿Por qué aún no hay suficientes enfermeros y refuerzo de médicos
en los hospitales, residencias de mayores y, en este caso concreto, en los
recursos para personas sin hogar si la pandemia no ha terminado, para poder
hacer algo tan común en cualquier institución de servicio público como tomar la
temperatura diaria a todos o sustituir de forma suficiente a los profesionales
contagiados para poder seguir dando con estabilidad una atención de calidad,
hacer tests de antígenos y PCR en el momento preciso, etc...? Ya se sabe que
más vale prevenir que curar, pero como dicen en mi pueblo siempre
ha habido ricos y pobres, igual... igual... no somos tan iguales a los ojos de
los que tienen que salvaguardar los derechos de estas personas sin hogar que,
lejos de sentirse en igualdad de condiciones, se han vuelto invisibles para
casi todos.
¿En
qué momento pensaron nuestros dirigentes que la pandemia había acabado para
dejar de actuar de forma decidida y decisiva? ¿En qué momento han podido llegar
a la conclusión de que con ir a hacerse una foto en navidad es suficiente para
conocer la realidad de las personas sin hogar? ¿En qué momento cargos públicos
con competencias en materia de servicios sociales se han aislado hasta tal
punto de la realidad del ciudadano de a pie que no perciben lo que está pasando
en los dispositivos de la red de atención a personas sin hogar? No sé en qué
momento puede una persona olvidarse de su verdadera vocación de servicio, quizá
los asesores, el acomodamiento, el sueldo... en definitiva, el poder,
anestesian de una forma misteriosa a las personas cuyas decisiones pueden hacer
un gran bien a tiempo pero que lamentablemente casi siempre llegan tarde... si
es que llegan... y si lo hacen suele ser con la situación desbordada y
ante la presión de la prensa, de las redes sociales, o de reclamaciones que
apunten un poco más allá para mostrar a la luz su escaso interés y compromiso
con los derechos fundamentales de estas personas, uno de ellos la igualdad a la
hora de acceder a la salud como todos en teoría deberíamos poder
hacer.
Mientras la
esperada solución termina de llegar... como ya se puede ver en algunas notas de
prensa, se están dando condiciones penosas y peligrosas en los centros de
acogida de la red de atención a personas sin hogar de Madrid. La situación es
tensa y arriesgada en todos los sentidos de esta palaba y a los usuarios no se
les puede pedir más, ni a sus cuidadores tampoco. Es frustrante para los
trabajadores no poder dar un servicio de calidad... Llegados a este punto, lo
que resta por hacer es visibilizar lo que se ha vuelto invisible, reclamando de
todas las formas posibles... desde la preocupación, el respeto, la vocación, la
devoción y la estima, con el deseo sincero de que se produzca una
necesaria reflexión que permita prevenir o al menos contener más eficientemente
posibles futuros brotes en estos centros y en cualquier otra institución donde
se trabaje con personas. Quiero seguir pensando, en este mes en el que tanto se
hablará de amor, que la estima y el respeto, el coraje, la defensa y el apoyo
que ofrecemos cada día a nuestros compañeros de trabajo y a las personas para
las que trabajamos será el que traiga el remedio al clamor de un pueblo en el
que malviven ancianos, personas sin hogar, personas bajo la amenaza de la
pobreza cultural, económica y energética, pacientes con cáncer y otras
enfermedades que no pueden ser bien atendidos a tiempo por un un sistema de
sanidad flaco y extenuado y cualquiera que pueda ser vulnerable ante las
amenazas de un mundo que se olvida del significado de la palabra dignidad .
¿Será eso posible?
Gracias por
la paciencia y comprensión, sé que últimamente no os he dedicado el tiempo que
me habría gustado y que la distancia y la tensión de la pandemia pueden hacerme
parecer más serio o más distante, sobre todo por el miedo a ser portador de
este enemigo invisible y por el temor a contagiar a las personas con las
que y para las que trabajo, y por supuesto también a mis amigos y a mis
seres queridos a los que tanto echo de menos y a los que intento alejar de un
peligro que no escapa ya a los ojos de casi nadie...
Y a ti que
echas en falta que quede contigo, que te salude más cariñosamente, que nos
veamos más a menudo, espero que entiendas que mi forma de mostrarte mi cariño y
mi respeto es manteniendo la distancia hasta que haya más garantías de salud
pública para todos en todas partes. No tengo abrazos para darte, no tengo
sonrisa que puedas ver tras la mascarilla, pero todavía me queda la palabra
para decirte que TE QUIERO, y que esta es mi forma de protegerte.
También como
artista puedo enviarte mis mejores deseos a través de letras de canciones como
esta, que compuse hace tiempo para levantar el ánimo de alguien que atravesaba
un momento complicado. Confío en que algún día podamos cantarla juntos para
celebrar de nuevo la vida.
Se despide
ya, con todo cariño, uno que... a ratos se dedica la música, a veces
cuida de las plantas, a ratos cuida de las personas... pero siempre y sobre
todo, alguien que es humano como tú y humano como todos.